Este Búho vislumbra un panorama telúrico de huaicos que arrastran pueblos, carreteras, sembríos y vidas humanas. Un calor que no solo se traduce en una sensación térmica de treinta y cuatro grados que nos hace sudar, sofocarnos, sino también nos produce una calentura emocional, que proviene de la rabia por otro huaico maldito: el de Odebrecht y las otras corruptas empresas brasileñas.
Ese fenómeno indigna al país que asiste absorto a ver cómo se rompieron no solo diques, sino manos delicadas de los de cuello y corbata. A todo nivel, ¡¡en tres gobiernos consecutivos!! Políticos poderosos, los llamados ‘peces gordos’, ‘tiburones’, ‘orcas’, también mandos medios hasta segundones ‘pececillos de acuario’, terminaban con jugosas cuentas bancarias. Los brasileños de Odebrecht bailaban samba con todo el mundo, no había distingo ideológico. También engrieron a burgomaestres capitalinos con gollerías.
Al que hacía obras con ‘cajoneo’ y a la que le salvaron el pellejo contratando a un ‘mago’. También a un tipo común que juró dar la vida por los pobres y terminó abdicando y dejando que su consorte gobernara en su nombre. Y, lógico, también resultó una excelente pareja para que bailara al ritmo de la samba verde y amarilla junto a unos buenos tragos de trepadora ‘Lula colada’. Y en verdad, se emborracharon de poder y dólares provenientes del país de la eterna alegría. Escribo esta columna indignado y decepcionado.
Fue un verdadero festín de millones. Hasta se pasaban la voz. ‘Entra nomás y la vas a sacar barata’. ¿Es que de nada sirvieron las lecciones de la siniestra época de la mafia de Montesinos? Y lo peor es que me parece que los ‘pececillos’ están cambiando de estrategia. Su asustadizo accionar inicial ‘la pita se rompe por el lado más débil’ (Edwin Luyo), da paso a desafiantes respuestas. Su nuevo abogado ya amenazó: ‘No se va a someter a la colaboración eficaz. A él no lo han sobornado, esos quinientos mil dólares se los pagaron por asesorías’.
¿Qué? ¿Quién le iba a pagar tamaño platal a un chistoso colocado a dedo por la administración aprista en puestos claves, donde se movían millones en contratos con empresas extranjeras? Lo mismo Jorge Cuba, que ahora acorralado como una rata por el FBI, que lo descubrió tratando de retirar dinero de sus cuentas y con la inminente expulsión y cancelación de su visa, anuncia que llegará a ponerse a derecho. Al parecer, tanto Luyo como Cuba van a ‘blindar’ a los ‘peces gordos’.
Primero, porque ellos nunca van a tener una cuenta bancaria en un país extranjero. Hay más de 29 millones en coimas y sobornos de Odebrecht. ¿Dónde están? ¿Quién los cobró? Recuerdo la gran película ‘Casino’, de Martin Scorsese, cuando cae la mafia de los casinos de Las Vegas y del lavado de dinero de la mafia italiana, que manejaba el judío Sam ‘Ace’ Rothstein (Robert de Niro) y, por culpa de su alcohólica y drogadicta esposa Ginger (apetecible Sharon Stone), la pita se rompe por el lado más débil. Todos los mafiosos son enjuiciados.
Los ‘pececillos’ huyen y uno a uno van siendo asesinados por el largo brazo de la ‘Cosa nostra’. Recuerden que ya en Brasil murió el juez supremo que supervisaba el caso Lava Jato, en un sospechoso accidente aéreo. Si no se unifican los criterios y se juega en equipo entre los fiscales encargados, puede suceder que se vuelva a repetir la historia y Cuba, Luyo y compañía se coman el pato solos por sobornos de Odebrecht.
Y tal vez Alejandro Toledo por la inminente ‘ruta del dinero Maiman’ entregado por Camargo Correa y que terminó en Costa Rica, para la casita y oficina de la ‘suegrita’ del ‘Cholo’. Y Ollanta Humala, si desde Brasil colaboran las autoridades judiciales con la investigación de los 3 millones que Lula da Silva habría gestionado para apoyar la campaña del comandante en retiro. ¿Y los demás ‘peces gordos’? Seguimos en tiempo de lluvias y caerán más huaicos de lodo y política sucia. Apago el televisor.