Este Búho celebra que cuatro obras de nuestro Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, hayan sido declaradas ‘Patrimonio Cultural de la Nación’ por el Ministerio de Cultura. ‘Los Jefes’, ‘La ciudad y los perros’, ‘La Casa Verde’ y ‘Los cachorros’ pasarán a la historia por ser las primeras obras declaradas de un autor vivo. Veamos las circunstancias históricas en que el arequipeño plasmó sus obras maestras.
LOS JEFES (1959)
Su primer y único libro de cuentos. Mario sostuvo que esos relatos fueron los sobrevivientes de una infinidad de relatos cortos escritos en ‘esos años difíciles en los que, pese a que la literatura era lo que más me importaba en el mundo, no me pasaba por la cabeza que algún día sería, de veras, escritor’. El libro ganó el Premio Leopoldo Alas, de España, y el diario La Vanguardia de Barcelona consigna que el ganador era ‘Don Mario Vargas Llosas’, así con ‘s’ al final.
Ese mismo día el diario madrileño ABC lo presentó como escritor chileno. El premio fue un viaje a Europa que le cambiaría la vida. Es un libro de desafíos juveniles. Como él mismo lo señaló, el cuento ‘El desafío’ es parte de una vivencia suya, una rebelión escolar en su colegio, en Piura. ‘Una rebelión de necios que terminó mal’. Mario le tiene mucho cariño a este libro por el cuento ‘Día domingo’, ambientado en Miraflores.
LA CIUDAD Y LOS PERROS (1962)
Mario Vargas Llosa logró abruptamente la celebridad literaria cuando obtuvo en 1962 el Premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral de Barcelona. La novela premiada la llamó inicialmente ‘La morada del héroe’, luego ‘Los impostores’, para definitivamente titularse ‘La ciudad y los perros’. Pocos saben que sus editores españoles presentaron al mismo tiempo la novela al premio Prix Formentor 1963, donde ‘La ciudad y los perros’ obtuvo tres votos contra los cuatro que en última instancia dieron el triunfo a ‘Le long voyage’ de Jorge Semprún. Vargas Llosa (nacido el 28 de marzo de 1936 en Arequipa, Perú) solo había publicado un libro, ‘Los jefes’, con anterioridad a ‘La ciudad y los perros’.
¿Quiénes eran los perros? Eran los cadetes nuevos de tercer año del Colegio Militar Leoncio Prado, donde estudió tercero y cuarto de secundaria. Quedó profundamente marcado en sus dos años como alumno en ese colegio donde lo puso su padre para quitarle las ganas de dedicarse a la literatura y ‘para que se haga hombre y no mariquita’. ‘Por el contrario, entre 1950 y 1951, encerrado entre esas rejas corroídas por la humedad de La Perla, en el Callao, en esos días y noches grises, de tristísima neblina, leí y escribí como no lo había hecho nunca antes y empecé a ser (aunque entonces no lo supiera) un escritor’, recordó muchos años después en su libro de memorias ‘El pez en el agua’.
LOS CACHORROS (1967)
Es la tercera novela del escritor peruano y fue escrita en París. En ella es donde el autor comienza a retratar con mirada crítica a la sociedad limeña y donde está presente la nostalgia por la inocencia perdida. El relato está dividido en seis capítulos y retrata el paso de la infancia a la madurez de un grupo de chicos de la sociedad limeña, en los que su protagonista, ‘Pichula’ Cuéllar, va pasando por todas las fases de la vida: infancia, adolescencia, juventud y madurez. Con ‘Los cachorros’, Vargas Llosa generó la ira de los curas del colegio Champagnat, pues ‘Pichulita’ Cuéllar estudia y sufre un terrible accidente. Al meterse a las duchas, el terrible perro guardián del colegio lo muerde y deja sin pene.
La obra narra gran parte de la vida de un grupo de amigos miraflorinos, pero sobre todo el mundo exterior e interior de Cuéllar. Desde el principio de la obra, estos amigos están cursando el quinto grado de primaria y viven en la década de ‘los apachurrantes años cincuenta’. Visitan lugares conocidos en la Lima contemporánea, tales como el D’Onofrio, los clubes Regatas y Terrazas, el colegio Champagnat y las playas de La Herradura y Waikiki, bailan el mambo de Pérez Prado, corren autos, olas, los cuales marcaron un estilo de vida en los jóvenes de esa década que vivían en Miraflores. Los años pasaban y los amigos de Cuéllar, Lalo, Choto, Mañuco y Chingolo, iban creciendo, estudiando una carrera, formando hogares burgueses, mientras Cuéllar no se atreve a estar con ninguna chica, ni siquiera Teresa a la que amó. Con un final trágico esta obra también fue llevada al cine. Apago el televisor.