Este Búho siguió atentamente el mensaje a la Nación del presidente Francisco Sagasti. Mis ‘antenitas’ detectaban que habría sorpresas, ingratas sorpresas. Y no me equivoqué. El mandatario reafirmó lo que había anticipado su ministra de Salud, Pilar Mazzetti: ya llegó la temida ‘segunda ola’ y han aumentado significativamente el número de contagios y muertes en el país. ‘Para que se den una idea -informó Sagasti-, la saturación de los hospitales es igual a la del mes de julio del 2020’, cuando estábamos en los peores momentos de la pandemia.
Este columnista lo escribió ayer. La gente no puede jugar con fuego, en la actualidad un paciente que necesita oxígeno y hospitalización se puede morir en la puerta del hospital porque ya no hay camas UCI y para atención ambulatoria hay largas colas y solo se salvan los que tienen síntomas leves. Por eso, lo remarqué, es inconcebible que se sigan organizando ‘privaditos’, ‘fiestas Covid’, porque la nueva cepa del virus, que hace estragos en Inglaterra y que ya está en el Perú, tiene un contagio más agresivo. No puede ser posible que a supuestas ‘figuras’ de la televisión, como una ‘guerrera morocha’ o un gordito que conduce un programa de TV, se les ampaye en una fiesta en la playa, sin mascarilla y sin mantener la distancia. Si estos ‘influencers de la TV’ transgreden las normas sanitarias, ¿cómo les podemos pedir a los millones de jóvenes que respeten los protocolos?
El presidente le pidió literalmente ‘por favor’ a la población respetar los protocolos, usar mascarillas, evitar las aglomeraciones. Y anunció medidas drásticas de toque de queda en las zonas llamadas de riesgo alto y muy alto. Por ejemplo, en Lima Metropolitana y el Callao el toque de queda se adelantó de 9 de la noche a 4 de la madrugada desde el 15 de enero. Y en regiones de muy alto riesgo, como Piura o Lima Provincias, el toque de queda regirá desde las 7 de la noche. También los aforos en restaurantes y centros comerciales se han reducido. En Lima Metropolitana se restringirá el tránsito vehicular los domingos.
Este columnista es consciente de que esta mala ‘nueva ola’ del virus exige sacrificios de la población. Las medidas dictadas por el Ejecutivo van a tener un impacto negativo en las actividades económicas, sobre todo para el rubro servicios: restaurantes, comercios, vendedores informales, que tendrán que chambear solo hasta las ocho de la noche para enrumbar a sus hogares antes del ‘toque’. Son golpes para los que no cobran bonos, para el 80 % de la actividad económica, que es informal. Sin embargo no escuché mucho sobre lo que va a hacer el gobierno por la población.
Mazzetti titubeó cuando dijo que ‘van a comprar’ respiradores para los hospitales, pero no dijo nada sobre que no hay las camas UCI y nuevamente la gente se está muriendo después que les cierran las puertas de los hospitales y hasta las clínicas privadas han colapsado. De eso no habló mucho el jefe de Estado ni de cuándo llegará la bendita vacuna. No respondió por qué emiten un decreto autorizando a las clínicas privadas para que también puedan vender las vacunas ¡¡cuando el Estado no tiene ningún antídoto para proteger a su población más vulnerable!!
Si el genial Jorge Luis Borges observara la bronca generada por este absurdo decreto, repetiría su genial frase con respecto a la guerra entre Argentina e Inglaterra por las Malvinas: ‘Parecen dos calvos peleándose por un peine’.
Apago el televisor.