Este Búho ha esperado bastante desde que la cadena HBO transmitió la espectacular temporada siete de la serie ‘Juego de tronos’ (‘Game of Thrones’ en inglés) para escribir sobre la misma. No me gustan los spoilers. Y después de verla y aguardar prudentemente, me rebelo contra lo que opina mi amigo, el director del diario, y otros bravos televidentes, respecto a que ‘Los Soprano’ es el non plus ultra de las series. Yo insisto en que ‘Juego de tronos’ es incomparable. Y es la mejor en la historia de la televisión. No solo porque arrasa con los premios más importantes para la TV, como los Emmy. Escribo esta columna para los que me leen y siguen la serie, pero también para los que recién se enteran de su existencia. Lastimosamente, solo se puede ver si uno está suscrito a HBO y paga la membresía.
‘Juego de tronos’ es un drama fantástico, ambientado en una época oscura. Se puede homologar a una Inglaterra o Francia medieval, que aquí adquiere el nombre de ‘Poniente’. La paz durante siglos entre los siete reinos fue resquebrajada porque el último rey de la dinastía Targaryen se loquea y decide achicharrar a cuanto lord le dé la contraria y, por añadidura, incinerar el reino entero y sus habitantes. El llamado ‘Rey loco’ es asesinado por un caballero de su guardia real, Jaime Lannister. En paralelo se produce la rebelión de Robert Baratheon, quien luego ocuparía el trono y se terminaría casando con la hermana de Jaime, la bellísima Cersei, quien es en secreto amante de su propio hermano y los hijos que engendra son de este y no de Robert. Cuando la esposa del rey asesina a su marido en un complot, se produce una nueva guerra civil por el trono de hierro. Aparecen muchos señores y una dama que aspiran a ocupar ese lugar. Durante las seis temporadas anteriores se han matado unos a otros en verdaderas carnicerías, como la ‘Boda roja’, una de las secuencias más escalofriantes y violentas que recuerde la televisión, donde se asesina a una mujer embarazada de múltiples puñaladas. ‘Juego de tronos’ es tierna y malsana. Uno de los aspirantes a ser rey, Stannis Baratheon, quemó viva a su propia hijita de diez años, en símbolo de sacrificio al ‘Señor de la luz’ para obtener el favor de ganar la guerra, que al final perdería y, con ella, su propia vida también. Este pasaje se erigió como uno de los momentos más tristes y que hizo llorar a millones, incluido este Búho, porque mi hija tenía la edad de ese angelito calcinado por un padre maldito.
Después de seis temporadas, la cancha está limpia para tres contendores. La bella y carismática Daenerys Targaryen, madre de dragones, que calcinan a su sola orden, y señora de un ejército de soldados eunucos llamados ‘Inmaculados’ y de una vasta horda de salvajes guerreros, los Dothraki. Por otro lado figura Jon Snow, el hijo bastardo de ‘Invernalia’ y ungido como ‘rey del norte’, y por último, la siniestra y pérfida Cersei Lannister. Pero lo distinto en esta séptima temporada que ya terminó es que todos han llegado a la conclusión de que el principal enemigo no se encuentra entre aquellos que libran una guerra tan larga y que ha acabado con la vida de varios de sus protagonistas. Son conscientes de que el verdadero peligro habita mucho más lejos, más allá de la inmensa muralla de hielo en el norte, que protege a los reinos de lo desconocido.
En ese lugar se prepara un ejército de zombis, los ‘Caminantes blancos’, que devoran recién nacidos y que no pueden morir a menos que incineren sus cadáveres con fuego. Ellos están preparando una invasión que puede acabar con todo y con todos. Por eso, en la octava y última temporada, Cersei, Jon Snow y Daenerys se unirán para enfrentarse a esa amenaza sobrenatural. Esta épica epopeya fue elucubrada por George R. R. Martin, un afamado escritor de libros de ciencia ficción y guionista de Hollywood, quien un día decidió enclaustrarse en su rancho de Texas para dar forma a su ambiciosa saga, titulada ‘Canción de hielo y fuego’, cuyo primer libro fue un boom editorial con millones de copias vendidas y que lo llevó a firmar un contrato millonario, no solo para ceder los derechos de autor a la cadena HBO, sino también para trabajar en los guiones de la serie y para seguir escribiendo más libros hasta que se cumplan las ocho temporadas previstas por los productores para su conclusión. En estos tiempos modernos, la televisión, con producciones tremendas, le está dando dura batalla al cine. Y no me cansaré de recomendar ‘Juego de tronos’. Apago el televisor.