Este Búho continuó su recorrido por una Chosica temerosa a causa de las lluvias que activaron con ferocidad varias quebradas de la zona urbana el último miércoles, lo que aumentó el caudal del río Rímac, que destruyó viviendas de material noble en lugares como ‘El Pedregal’, ‘El Módulo’ y el asentamiento humano ‘Nicolás de Piérola’, donde se llevó gran parte de las casas y dejó decenas de damnificados. Justamente, llegamos hasta ese asentamiento y nos encontramos con los afectados en estado expectante. ‘No vamos a abandonar nuestras viviendas. Solo por ahora vivimos fuera de ellas, hasta que pasen las lluvias y el río vuelva a su cauce.
Nosotros no nos movemos de aquí’, nos aseguró una mujer que evitó identificarse, mientras cargaba a una criaturita. También nos señaló cómo el río arrasó con su patio, la cocina e incluso el baño. Este columnista reflexiona: Según los pronósticos, las lluvias en Chosica no van a parar en una semana. Y solo con la torrencial lluvia del miércoles el río creció con tal bravura que arrastró más de treinta casas e incluso hizo trizas, cerca a La Cantuta, varios metros de la línea del mítico Ferrocarril Central, ¡que tenía más de ciento cincuenta y siete años!
Pero creo que esas zonas hubiesen permanecido incólumes si el caótico crecimento urbano de Chosica, con la construcción de viviendas tan pegadas a la orilla del río, no hubiese sido permitido por autoridades municipales clientelistas y cabezas de gobierno ausentes. A raíz de estas tragedias, pienso en Carlos Burgos, condenado por el Poder Judicial a 16 años de prisión por delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos.
Según la justicia, tiene un desbalance patrimonial de ¡¡8.4 millones de soles!! Me pongo a reflexionar, ¡cuántas obras de prevención, de ayuda a los más necesitados se podrían haber hecho si las autoridades en nuestro país se dedicaran a trabajar y no a cometer ilícitos! Por eso siempre digo que la corrupción es el cáncer de nuestro país. En la zona más comercial y dinámica de Chosica, la avenida 28 de Julio, se arman acalorados debates entre pobladores sobre la desgracia natural que les toca vivir.
Hay un grupo de vecinos de Chosica que cuestionan la actitud de vecinos cuyas viviendas pegadas a las quebradas sufren inundaciones y daños pero se niegan a evacuarlas definitivamente pese al constante peligro en el que viven. ‘Solo saben pedir ayuda al municipio, al gobierno regional, al presidente... todos los años arriesgan la vida de sus criaturas viviendo allí, sabiendo que están expuestos al huaico’, sostiene un sereno que vivía en la peligrosa zona de la quebrada ‘Rayos de Sol’, devastada por un huaico en marzo de hace dos años y cuya esquina, donde estaba la vivienda de su vecino Raymundo Mariño, fue arrasada en su totalidad. ‘Le voy a contar la historia, señor periodista.
Yo vivía en ‘Rayos de Sol’ cuando cayó ese huaico maldito. Chocó con las rocas y luego fue con todo hacia la casa de Raymundo Mariño. Su primer piso quedó sepultado por las rocas y el fango. Allí murieron sus dos hijos y un nieto. Fue una tragedia para todo el barrio. Pero, señor, todos siguen viviendo allí. No escarmientan.
Yo me mudé a Naña, gasto plata en pasaje pero puedo dormir tranquilo y mis hijos están seguros’. Sin embargo, no todos piensan como el sereno, la mayoría de los que permanecen en las zonas de quebradas están satisfechos con tener una vivienda cerca de los centros comerciales, colegios y la Carretera Central, y piensan que los huaicos son algo pasajero, a lo que ya están acostumbrados.
Pero hoy comienzan a despertar ante este fenómeno natural nuevo y devastador: el ‘Niño Costero’. Después de esta infausta experiencia, creo que ya nada será igual en este bucólico y entrañable distrito. Ojalá vuelvan las risas en sus parques infantiles con sus juegos mecánicos y quioscos de comida; en sus clubes campestres con sus piscinas, caballos, bungalows y espacios de camping; y con sus discotecas, karaokes y restaurantes. Pero nunca deben olvidar la palabra prevención. ¡Prevención! Apago el televisor.