El Búho habla acerca de su pasado como dirigente del sanguinario grupo guerrillero M-19.
El Búho habla acerca de su pasado como dirigente del sanguinario grupo guerrillero M-19.

Este Búho piensa que el presidente izquierdista colombiano y antiguo guerrillero, Gustavo Petro, nunca debió escupir al cielo. Se llenó la boca inmiscuyéndose en la política interna del Perú y ahora su pueblo sale masivamente a protestar en las principales ciudades de Colombia al grito de ‘¡Abajo Petro!’. Los peruanos no conocen mucho del prontuario de este mandatario que tiene un pasado como dirigente del sanguinario grupo guerrillero M-19.

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Ese siniestro grupo radical, inspirado en la guerrilla cubana de Fidel Castro, que se formó el 19 de abril de 1970, con el liderazgo del carismático Jaime Bateman Cayón, tenía aparentes fundamentos ideológicos progresistas, pero terminó convirtiendo a su grupo en una maquina de matar y secuestrar. Al final, en su organización algunos de sus integrantes urdieron un complot para asesinar a Bateman haciendo ver su muerte como un accidente aéreo en Panamá, en 1983. Pero luego expertos forenses aeronáuticos desvirtuaron una falla y sostuvieron que fue un accidente provocado.

Pero años antes, en 1974, el grupo se hizo popular al robar la espada del libertador Simón Bolívar, la que mantuvieron oculta por 17 años. Jaime Bateman, Álvaro Fayad, Iván Marino Ospina y Luis Otero Cifuentes, entre otros cabecillas, fueron perdiendo su poder ideológico dentro de la dirección de la organización a causa de sus crecientes vínculos con el narcotráfico, específicamente del cártel de Medellín, a órdenes de Pablo ‘El Patrón’ Escobar. Este influyó de gran manera en su estructura jerárquica, después que los guerrilleros secuestraran en 1981 a Nieves Ochoa, hermana de los hermanos Ochoa, miembros del cártel de Medellín. Escobar organizó un grupo paramilitar, ‘Muerte a los Secuestradores’ (MAS), que asesinó y secuestró a varios dirigentes del M-19 hasta que estos liberaron a la muchacha.

Jhon Jairo Velásquez, ‘Popeye’, sicario de ‘El Patrón’ Escobar, declaró a la ‘Comisión de la verdad’ que los guerrilleros y el narcotráfico hicieron un pacto. El M-19 quería una acción que les diera publicidad, como los secuestros de aviones y embajadas. Pablo les dio la idea: ‘Tomen el Palacio de Justicia y de paso quemen los expedientes judiciales’. Según ‘Popeye’, ‘el capo financió con dos millones de dólares la toma’. En noviembre de 1985, un comando de subversivos ingresó a sangre y fuego al Palacio y tomaron más de 350 rehenes.

Después de 28 horas, el Ejército recuperó el edificio, pero el saldo de la demencial ‘toma’ fue desvastador: 101 muertos -once magistrados, abogados, visitantes, empleados, policías, guardias de seguridad y humildes colombianos-, así como la destrucción de todos los expedientes, investigaciones y archivos, que evidenciaban los vínculos y acciones narcoterroristas del M-19 con el cártel de Medellín. Fue una violenta reacción de este grupo contra el débil gobierno democrático de Belisario Betancur. Gustavo Petro era el ‘Comandante Aureliano’ en los días del sangriento episodio. Aunque la prensa colombiana, a raíz de su llegada a la presidencia, ha investigado el paso del mandatario como guerrillero y descubrió que era conocido como el ‘Comandante Cacas’. El origen del apodo se remonta a los años ochenta.

El M-19 tenía las infrahumanas ‘cárceles del pueblo’

Donde mantenía secuestrados a empresarios y políticos por los que exigían millonarios rescates. Esas prisiones eran miserables agujeros de dos metros bajo tierra y tenían una abertura por donde les pasaban agua y un mendrugo de pan a los cautivos. Según testigos, antiguos guerrilleros, el ‘comandante Aureliano’, o sea Petro, se bajaba los pantalones y defecaba en el hueco como si fuera una letrina, para embarrar con su excremento a los infortunados secuestrados. Por esta razón, sus camaradas lo bautizaron como el ‘Comandante Cacas’.

Esta organización criminal, que es ‘hermana gemela’ del siniestro movimiento terrorista peruano MRTA, terminó años más tarde presionando al Estado colombiano con leguleyadas jurídicas y logró la ‘firma de paz’ con el presidente Virgilio Barco, sin pagar uno solo de sus innumerables crímenes ejecutados en contra de la democracia y de toda la sociedad colombiana. Y para colmo, uno de sus más implacables esbirros, como Gustavo Petro, llegó a la presidencia y hoy pretende darnos lecciones de democracia. Qué tal caradura. Apago el televisor.

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