Este Búho lee las noticias y se entera de que murió el príncipe Felipe, el llamado ‘duque de Edimburgo’, a los 99 años. Para muchos, un nombre más en esa constelación arcaica de monarquías europeas que penan por el viejo continente. En mi juventud leía en revistas extranjeras cómo se burlaban de Felipe, que era, para más señas, nada menos que ‘el esposo de la reina Isabel de Inglaterra’. Y lo presentaban como el consorte ‘sacolargo que siempre andaba bajo las faldas de la reina’. Tal vez la única monarquía que utilizó su poder, su influencia y apoyó a su primer ministro, Sir Winston Churchill, en su lucha contra las fuerzas malignas del nazismo.
El padre de Isabel, el rey Jorge VI, dejó a su hija en una Inglaterra libre del peligro nazi y bajo la tutela de un político hábil que se jugaría entero por ella en Inglaterra. Y también la casó con su primo lejano, pintón, Felipe de Grecia, pero que tenía una pesada mochila desde su infancia trágica, que nadie conocía hasta que se estrenó en la plataforma de Netflix la notable miniserie ‘The Crown’. Ahí Felipe es presentado no como un monigote, sino como un hombre integrante de una familia real, la griega, emparentada con casi todas las familias reales de Europa, hasta de ‘Catalina la grande’ de Rusia, que intervenía en las decisiones de su poderosa esposa, pero siempre con ironías y sarcasmos.
Hasta el antipático primer ministro Boris Johnson opinó sobre el fallecimiento de un hombre que meses antes había sorteado exitosamente una operación al corazón: ‘Ayudó a dirigir la familia real y la monarquía para que permaneciera como una institución indisputablemente vital para el equilibrio y la felicidad de nuestra nación’. Pero en la historia militar de ‘The Crown’ vemos al príncipe Felipe, también conocido como el duque de Edimburgo, como un tipo soberbio, vanidoso y poco respetuoso con los demás. Sin embargo, tras el consorte de la reina Isabel II, se esconde una historia triste.
Nacido como Felipe de Grecia y Dinamarca, el pequeño Felipe huyó de Atenas con su familia escondido en un cajón de naranjas cuando apenas era un bebé, porque los militares querían asesinarlos a todos por ‘traición’. Su familia se instaló en París y su padre perdió la cabeza por una estrella de cabaret, y su esposa y madre de Felipe, Alicia de Battenberg, no aguantó el abandono y sufrió un colapso nervioso. Cuando Felipe tenía nueve años su progenitora terminó internada en Suiza tras ser diagnosticada con esquizofrenia. Sin madre ni padre a su lado, vive un tiempo con sus hermanas que se casan con jerarcas del régimen nazi. Por esta razón es llevado a Inglaterra bajo la tutela de un importante hombre de la corte británica, su tío lord Louis Mountbatten, quien tiene una gran participación en la serie de TV. Luego su tío lo devuelve a su hermana más querida, Cecilie, quien lo lleva a un férreo internado en Escocia hasta los 16 años, donde otra vez lo derrumba una nueva desgracia. Su hermana Cecilie, justamente la más cercana a él, murió junto a su familia en un terrible accidente aéreo cuando iba a visitarlo a Inglaterra. Al terminar la escuela, se unió a la armada británica e hizo una carrera destacadísima.
Finalmente, a los 26 años, se casó con su prima lejana, quien luego sería la reina Isabel II. El resto ya es historia conocida y pueden verla en ‘The Crown’. Felipe de Edimburgo es definitivamente un personaje del siglo XX, al que sobrevive su longeva esposa.
Apago el televisor.