Este Búho aprovecha el Mundial de Rusia para ver fútbol desde que se levanta, aunque no solo de este deporte vive el hombre. Por eso, aproveché para releer a los clásicos escritores rusos. Esta semana, repasaba cada tarde la célebre ‘Doctor Zhivago’ del ruso Borís Pasternak. Su monumental novela, publicada en Italia, en 1957, no solo le generaría la admiración de la crítica en occidente, a tal punto que la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura en 1958, sino que también desencadenó la terrible furia del régimen comunista soviético.
Pero ¿quién era Borís Pasternak? Nació en Moscú en 1890 en el seno de una familia acomodada, con unos padres que cultivaban el arte. Leonid Pasternak era un prestigioso pintor y profesor de arte, y su madre, Rosa, una eximia pianista. No fue raro que Borís se inclinase por la literatura, pues hasta el inmenso escritor León Tolstói (‘La guerra y la paz’) visitó la casa de sus padres y aconsejó al pequeño Borís.
De joven ya había traducido al ruso a autores como Rilke y Shakespeare. Pero sería su poesía la que lo catapultaría como uno de los más grandes poetas de su generación. Una generación que creció en medio del cataclismo que sacudió su país y al mundo: la revolución bolchevique y el paso a un régimen comunista. Justamente por ello, por mostrar alguna discrepancia con el comisariato bolchevique, sus amigos terminaron encarcelados o condenados a morir asesinados, como Ósip Mandelshtam; obligados al suicidio, al igual que la pobre Marina Tsvetáyeva; o vivir el peor de los exilios en el interior del país, humillada, maltratada y vilipendiada, como Anna Ajmátova.
Tratar de hacer una poesía libre y expresar una opinión contraria al régimen, por más trivial que fuera, era mortal en la URSS del joven Borís. Curiosamente, este podía darse el lujo de, cuando traducía a Goethe o Shakespeare, criticar al ‘poder absoluto’. La leyenda urbana de la época contaba que el tirano Iósif Stalin ¡era admirador de su obra! Claro, Borís era unánimemente catalogado por los rusos como uno de los más grandes poetas. Por eso, increíblemente el dictador les advirtió a sus sicarios, que le presentaron expedientes donde lo describían como un rebelde y pedían su cabeza, que ¡no toquen a ese ángel! Y no lo tocaron. Pero lo que no sabía nadie, es que entre 1910 y 1920 Pasternak comenzó a escribir una novela que acabaría en 1956.
Se llamó ‘Doctor Zhivago’. Confiado, envía el manuscrito a la oficial revista literaria Novy Mir, pero lo rechaza tajantemente. Lo acusan de ‘capitalista’ y el propio Nikita Jrushchov, líder de la nación, dirige ataques públicos contra el autor y su trabajo. Pasternak no se amilana. Ya en 1933, en pleno stalinismo, se atrevió a comparar al nazismo con el comunismo: ‘Estos dos movimientos actúan como un tándem y tienen las mismas características’, sentenció. Entrega el manuscrito a escondidas a unos editores italianos, que lo sacan de la URSS de contrabando. El libro se traduce en ese año a 24 idiomas y el mundo se rinde ante el autor. El calvario lo vivió en su país. Prohibieron publicar el libro y lo expulsaron de la academia de escritores. Y cuando en 1958 le entregaron el Nobel, le hicieron la vida imposible como se la hicieron al personaje de su famosa y controvertida novela.
Muchos recuerdan la notable película de David Lean con Omar Sharif como el doctor y poeta Yuri Zhivago, que transcurre entre 1902 y 1929, año en que muere el personaje central de un infarto, porque es una trama de amor trágico y también una novela donde no hay un final feliz. Los personajes son presas de un destino implacable y son como marionetas en medio de una guerra revolucionaria, donde al final lo único que acabará no son las injusticias, sino su amor y hasta su propia vida.
El Dr. Yuri Zhivago se ve precipitado a la fuerza, por uno de los bandos. Pero a él lo que le importaba era el amor de la enfermera Lara Antípova, que le es arrebatada por un siniestro comisario bolchevique. Los personajes de la novela están a menudo desorientados y ciegos sobre lo que ocurre, como es el caso de Yuri, su esposa Tonia, su amante y amor de toda la vida, Lara, y al final mueren sin comprender lo que realmente sucedía. Pero es, en el fondo, una gran historia que cuenta un trágico amor. De allí el éxito que hizo llorar a millones en el cine, en la adaptación del gran David Lean, con Omar Sharif como el doctor y la bonita británica Julie Christie como Lara. Pasternak moriría en 1960 sin ver cómo su nombre y su prestigio eran reivindicados en su patria. Expiró junto a dos mujeres, su esposa Zinaida y su amante Olga, esta última, cual ‘Lara’ de la novela, fue enviada a la cárcel cinco años en el siniestro gulag, en venganza contra el poeta. Apago el televisor.