Este Búho se sorprendió cuando vio la serie de la cadena FOX Colombia ‘Alias El Mexicano’, sobre la vida y maldades del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, del Cártel de Medellín. Para la DEA norteamericana y los altos mandos militares de Colombia era el hombre más peligroso y sanguinario del cártel, al punto que ‘Pablo Escobar le temía’. La serie, que salió al aire en el 2013 y duró dos temporadas, hasta el 2014, tuvo un efecto similar a su predecesora ‘El patrón del mal’, que de alguna manera ‘humanizó’ la figura de Pablo Escobar, responsable de un gigantesco baño de sangre en Colombia con miles de muertos.
Pero ¿quién era Rodríguez Gacha, el hombre al que la revista ‘Forbes’, en junio de 1988, incluyó entre los 20 más ricos del planeta, con una fortuna de 40 mil millones de dólares? Nació en un hogar de campesinos en el recóndito pueblo de Pacho, Cundinamarca. Lugar donde expresidentes y millonarios tenían casas hacienda en las que trabajaban los pobres del pueblo. En tercero de media dejó el colegio y se fue a buscar la vida a la capital, Bogotá, donde laboró de camarero, cobrador de microbuses y se hizo hincha del mejor equipo de la ciudad, el Millonarios. En ese tiempo, nadie, ni Nostradamus, podía haber vaticinado que ese muchachito motoso, diez años después, compraría el club con la estrella argentina Juan ‘El búfalo’ Funes, y lo llevaría a jugar en la cancha de su hacienda, en Pacho. Ambicioso, no vio futuro en la capital y enrumbó a la zona de Muzo, Boyacá, donde proliferaban las minas de esmeraldas, un negocio lucrativo, pero peligroso. Su carácter violento gustó al capo de los esmeralderos, don Gilberto Molina, quien le enseñó el negocio y colocó como su matón. Pero Gonzalo era ambicioso, así que se independizó y comenzó a traficar con cocaína.
En 1976, junto a Pablo Escobar, eran los grandes capos de la droga. A fines de los 70 llegó con una gran maleta negra a Pacho, tenía más de 10 millones de dólares, y comenzó a comprar fincas, haciendas, fábricas.
Fue dueño de 34 empresas, 21 haciendas, tenía dinero en bancos de Londres, Panamá y Suiza. Compró un caballo, ‘Túpac Amaru’, que le costó un millón de dólares. Lo más alucinante es que en cada una de esas fincas escondía, en el subsuelo, montañas de oro y plata. Pero sobre todo millones de dólares. Le decían ‘El mexicano’ porque era un apasionado admirador de la cultura popular de ese país.
Se vestía como mariachi, con sombreros, e invitaba a los mejores cantantes a su rancho, como a Vicente Fernández, a quien pagó una millonada. Sus fincas tenían nombres relacionados a México: como Cuernavaca, Chihuahua. Pero no todo era canto y rancheras. Según la DEA y militares colombianos, ‘El mexicano’ era el ‘ministro de guerra’ de Escobar. Él se encargó de asesinar al ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla; al candidato de la izquierdista Unión Patriótica, Jaime Pardo Leal; al director de ‘El Espectador’, Guillermo Cano Isaza; y al candidato Luis Carlos Galán, quien se despuntaba como el próximo presidente. Para este magnicidio utilizó a un sicario de 13 años. Parece increíble que ese mismo hombre que aparecía en televisión regalando dinero a los damnificados del terremoto de Popayán, era el mismo que colocó coches bomba en el edificio del DAS donde murieron 70 personas. Gacha llegó a tener un ejército de mil hombres y contrató a expertos militares de Israel e Inglaterra para adiestrar a su ‘ejército’ en su lucha contra las FARC. Tal vez por esta razón el estado colombiano se hizo -al principio- de la vista gorda. Pero no lo hacía por una cuestión ideológica, sino porque los guerrilleros le robaron 3 toneladas de cocaína.
Cuando increíblemente se abrió otro frente de lucha, esta vez contra los esmeralderos, cometió el error de su vida. Quiso sacar del negocio a don Gilberto Molina, su mentor y antiguo protector. Molina le dio unas minas de esmeraldas para que se contente, pero Gacha quería todo. El día que don Gilberto cumplía años con una rumba en su finca, llegó un camión militar portatropas para un allanamiento. Ni bien redujeron a todos, asesinaron a Molina, sus dieciséis guardaespaldas y otras personas. La familia del esmeraldero lo denunció públicamente y algunos hasta se convirtieron en informantes de la DEA. Los gringos no se imaginaban que ‘El mexicano’ era el verdadero capo del narcotráfico, sin ser tan visible como Escobar. Así se inició su cacería. Acorralado, recurrió a ‘El navegante’, un marino que le llevaba droga, pero que ya era informante del Cártel de Cali y la DEA. En él confió su vida y la de su hijo. Se refugió en una cabaña en la costa caribeña y allí murió acribillado junto a su querubín que, a pesar de tener 18 años, era su brazo derecho. ‘El mexicano’ se fue al infierno a los 42 años. Apago el televisor.