Este Búho recibe, el domingo por la noche, la llamada de su viejita con voz acongojada: . Como por arte de magia ingresé al túnel del tiempo: 1971. Cuando yo estaba en primaria, mi madre, señora joven ella, mientras nos preparaba el desayuno y la lonchera, cantaba las canciones de Camilo Sesto, el cantante español que había llegado para desplazar de los primeros lugares a los temas de Nino Bravo y Julio Iglesias. Se dio a conocer participando en el festival de la OTI, con el inolvidable ‘Algo de mí’, nombre también de su primer disco.

La década del setenta era época dura para España. Se vivían tiempos oscurantistas en la férrea dictadura franquista. Las letras de algunos discos del catalán Joan Manuel Serrat, por ejemplo, eran censuradas y hasta la engreída de Franco, la blonda Marisol, fue discretamente apartada de las radios y televisión por mantener un romance con Serrat y cantar ‘Tu nombre me sabe a hierba’, canción de Joan Manuel en doble sentido que enervaba a los cavernarios del régimen.

Por eso, la música romántica era la única válvula de escape para intérpretes como Camilo, que a su manera también desafiaba a la censura con letras provocadoras como las de su notable disco ‘Camilo’ (1974). ‘¿Quieres ser mi amante?’. Este tema encendió las iras de las cabezas del Opus Dei, que reclamaban la censura porque, según ellos, ‘incitaba al adulterio’. En ese disco también se incluye un temón, ‘Ayudadme’ (con alucinante videoclip hippie), dirigido con ‘segunda’ al dictador y la censura: ‘De mi boca a otras bocas nacen mil palabras/ Sinceras pero atadas y en cada nudo una pena... / Y aunque nado entre la nada, aún lucho por la vida (...) Yo soy como un pastor alejado de sus montes, / que ha perdido su bastón, sus cachorros y hasta su nombre’.

En 1975 invierte la millonaria suma de 12 millones de pesetas para producir la versión española de ‘Jesucristo Superstar’, de Andrew Lloyd Webber, donde hizo de Jesucristo y la dominicana Ángela Carrasco, de una ‘María Magdalena’ que se enamora de Jesús.

Otra vez la iglesia puso el grito en el cielo, pero ya felizmente se avecinaban tiempos mejores, pues el dictador estaba enfermo.

Entre 1975 y 1985 se convirtió en una verdadera ametralladora de hits: ‘Melina’, ‘Jamás’, ‘Piel de ángel’, ‘Alma de nadie’, ‘Alguien’, ‘Si tú te vas’, ‘Con el viento a tu favor’, ‘Vivir así es morir de amor’, ‘El amor de mi vida’, ‘Samba’, ‘Un amor no muere así como así’, ‘Donde estés con quien estés’. Pero Camilo, como diría Friedrich Nietzsche, era ‘humano, demasiado humano’. Aun en el mejor momento de su carrera musical, a mediados de los setenta, cuando las más bellas mujeres de España e Hispanoamérica se arrojaban a sus pies, el cantante nacido en Alcoy, hace 72 años, se mantenía indiferente.

Sus mánagers, desesperados porque sus competidores, como Julio Iglesias y Danny Daniel, eran conquistadores empedernidos, le inventaron un romance con Ángela Carrasco, pero cuando salían juntos para que los ‘paparazzi’ especulasen, Camilo ni le cogía la mano, la situación era ‘pan con pan’. Pero cuando los rumores sobre su soltería arreciaban en las revistas del corazón, quienes lo manejaban anunciaron que ¡iba a ser papá!! ¿Cómo -dijo burlona la prensa-, la novia es la Virgen María? No, era una misteriosa ‘fan’ mexicana, Lourdes Ornelas, quien hace 34 años le dio un hijo, ‘Camilín’, que infructuosamente intentó seguir los pasos de su padre en el canto. Lo más oscuro es que Camilo se llevó a su hijito a España y lo alejó definitivamente de su madre.

Desde 1988 alimentó su leyenda misteriosa al enclaustrarse en su chalet de Torrelodones. Allí residía como un ermitaño. No contestaba el teléfono ni correo electrónico. Solo salía para asistir al médico y a la clínica (en el 2001), donde le hicieron un trasplante de hígado. También fue al quirófano de un reputado cirujano plástico, donde se sometió a innumerables operaciones con el vano afán de volver a convertirse en el admirado veinteañero que un día fue, y el resultado fue grotesco. Por ello lo apodaron ‘El Michael Jackson español’.

Para colmo de males, hace dos años apareció un ‘vividor’ cubano -cuándo no-, Nolberto Lázaro Alfonso, quien se paseó por todos los programas de chismes del espectáculo para decir que conoció a Camilo por internet y que ‘mantuvieron una relación’, a cambio de que el cantante le diera ‘cierta estabilidad’. La chismografía de su vida íntima quedará sepultada en el tiempo, pero su música jamás. Se nos fue un grande. Apago el televisor.

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