El Bombardero de Trome
El Bombardero de Trome

Del saque somos carnecita... Otra aventura más en la carrera. Otra Copa América para disfrutar como la de 1975 o 2019, o simplemente volveremos decepcionados. Toca agarrar las maletas, empacar y que me lleven al aeropuerto. Gracias a Dios no hay tráfico ni están rompiendo pistas por la avenida Faucett. Son las 9:30 de la noche del martes 18 de junio. No hay cola en aerolíneas Sky, me revisan mi PIR, me dan mi boarding en dos minutos y subo a la sala de embarque. Enseño mi Priority Pass virtual y pasamos a esperar el vuelo. Cuando entramos con mis colegas parecía la cafetería San Antonio a las 5 de la tarde o el ‘Chinito’ de República de Panamá, en el Callao. Estaba a full y con caritas hermosas y conocidas. Pantaloncitos de todas las tallas. Piel canela y blanquita. Y no va cher...

Hice hora con mi causa Jaime Lature, la voz del fútbol y del Estadio Nacional. El relator que se pone nuestra camiseta y el único que le hace sombra al tío Elejalder Godos. La debilidad de mi causa son los dulces y la chatarra. Lo hicieron volar antes de abordar el avión. Por su cacharro y peso pensaban que traía chancho, cordero, caballo, mondonguito, bofe y mote. Lo inspeccionaron y le dijeron que tenía prostatitis y debía cambiar de trompito, porque gotea cuando micciona. Nooooooo...

A 10 mil metros de altura se hace largo cualquier destino. Fueron cinco horas y cuarenta minutos en el aire para aterrizar en Miami. Mis colegas bajaron frescos, porque unos jatearon como bebés y otro vio una película en su celular. Yo no pegué un ojo. El asiento (20 E) del medio es el peor. No puedes recostar la cabeza a ningún lado. Encima, tenía a dos señores de edad que roncaban en cada uno de mis oídos y parecía que pasaba la locomotora de Gambetta o esas motos que queman llantas. Tuve una noche fatal. Me dieron ganas de ir al baño y fue una ceremonia para que la tía que estaba en pasillo se despierte y me haga un espacio para salir. La buena noticia es que pasamos como mantequilla por inmigraciones. Allí donde a varios los han devuelto a casa. Nos presentamos como periodistas y nos dieron la bienvenida en one. Lo anecdótico es que a todos nos preguntaron: ¿Cuánto traen de bolsa de viaje? Y por coincidencia todos se dibujaron. El más atrevido con 5 mil cocos y tarjetas de crédito. Si le pedían las monedas solo iban a encontrar la de puntos de Bembos y del Metropolitano. Rexuxa...

Después de recoger las maletas, Lature y un amigo alquilaron un auto y se arrancaron hasta Orlando para tomar su conexión a Dallas. Este ‘pechito’ hizo escala un par de horas y tomó rumbo a Baltimore para darle la sorpresa a mi ahijada y nenita Domenica Dall’Orso, que cumplía 12 añitos. Solo fue visita de médico porque hoy me voy a darle el alcance a la muchachada. Todos por rutas distintas, pero con el mismo destino y objetivo. Que Perú sea protagonista y llevarles la mejor información como los tenemos acostumbrados. Que las noticias sean clasificaciones, triunfos y goles es el sueño. Aunque la realidad nos dé recontra suelazo. Así sea... Me voy, soy fuga.

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