Del saque somos carnecita... La neta que la gente de mi barrio en el Callao es cargosota. Bajo a visitar a mi viejo y en one me parchan: ‘Bombardero, déjate de escribir piedras. Yotún de lateral izquierdo, Tandazo de volante central y Grimaldo y Reyna de extremos es un garabato’, me vacilan y ponen la pulsera. Me hicieron volar y renegar. Cualquier ‘cheese tris’ tiene derecho a opinar y comentar y lo hacen como si fuesen Guardiola y Mourinho.
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Voy a darles mis argumentos: Lo de Yoshi no hay que ser adivino. Conoce el puesto porque primero fue marcador. El nivel de Trauco es preocupante hace ratazo. El chico López ha involucionado. Su rendimiento no convence. Al muchacho del Melgar lo tiro a la plaza con los ‘toros’ porque rinde y destaca en Arequipa. Él y Arias deben ser los pulmones de la selección en cada tiempo. ¿Por qué lo convocan entonces? Y lo de Joao y Bryan es porque están nuevecitos y con motor cero kilómetros. Que corran, corran, corran y hagan el recorrido. A sus edades, no hay excusas. Sí, señores...
El ‘Cabezón’ tiene la oportunidad de romper la racha de no haber ganado en La Paz en Eliminatorias. Sobre la pizarra y el papel es factible. Pero por antecedentes y estadísticas nos comemos el coco. Somos la única selección de Conmebol que nunca nos hemos ido felices de Bolivia. Solo un 1-1 con aclimatación en la era Oblitas para Francia 98. Y un 0-0 con seis elementos de clubes de altura con Markarián para Brasil 2014.
Yo creo que el problema pasa por un tema psicólogico, un trauma. No por cuestiones futbolísticas. Salimos fatigados y derrotados antes de que suene el pitazo inicial. Parados y sentados nos ahogamos. Cada pique, dividida o contragolpe sentimos que nos desplomamos. Eso es mental. Argentina, Ecuador, Colombia, Paraguay, Uruguay y hasta Venezuela hacen mejores presentaciones porque se dosifican, no están con tanta huevadita y solo piensan en jugar. Y no va a ser...
El balón es traicionero en la altitud
El balón es traicionero en la altitud. Guerrero, Advíncula y Yotún aprovechen de su empeine. Los tres le pegan como los dioses de larga distancia. Con tres dedos y juanete. Con la parte interna y la puntita. Hay que perfilarse y rematar con confianza. O entra o se la complican al portero y un rebote va a quedar. Hay que defendernos con la posesión. Tratar de no rifarla y ser precisos. Demorarnos diez segundos más tirados ante cualquier infracción, falta, lateral o córner. Hay que chaparnos del reloj de manera inteligente, caleta y sin ser amonestados.
En pocas palabras, buenos actores. El tiempo será nuestro mejor aliado o peor enemigo. Si ellos caen en la desesperación, hay grandes chances porque cuando se desordenan se abre la puerta de par en par. Parecen amateurs. Un total desastre. Ayayay...
El chamaquito Piero Quispe puede ser el 10 que extrañamos. Es el indicado para destrabar un partido cerrado, de una maraña de piernas en el área. Es un enganche natural. Es tocador, pasador y desequilibrante. Y sobre todo, valiente. Es campeón y el pueblo tiene un pálpito que es la solución.
Hay rumores de tranferencia al exterior, una tarde de aquellas, subiría su pase por las nubes, el doble o triple. Enzo Fernández, quien es un buen jugador, la rompió en siete choques del Mundial de Qatar y Benfica lo vendió a 130 millones de euros al Chelsea. Su valor real es 30 y bien pagado. Así es este business. Ya es hora de saber o sacarnos el clavo si está hecho para las grandes batallas o le falta. Curuju... Me voy, soy fuga.
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