Del saque somos carnecita... Miami es el reviente. Y la firme, el sol no me está maltratando, está soportable, son apenas 26 agrados y después del verano que vivimos en mi Perú, esto es una pichanguita. Eso sí, antes de viajar separé mi suite en el Grand Beach Hotel Surfside. Desde acá tengo una vista directa a la playa y veo harta blanca que camina en unos bikinis chiquititos. Mientras en Lima la gente se rompe el ojo con las ‘venecas’, acá las cubanas no dejan dormir. Son más ricas que caldo de gallina a las 5 de la mañana, después de una ‘boleteada’ de ron. Todas te sonríen, siempre te llaman ‘papi’ o ‘amor’. Por siaca, estoy ‘acharlado’. Y no va ser...
Acá, el taxi es recontra caro, no baja de 120 ‘cocos’, una distancia que equivale a toda la Vía Expresa, de punta a punta. Por eso ya se pusieron moscas los choferes y aparecieron las minivanes. Son fichas, nadie va parado, elegantes, limpias, nadie está gritándote ‘habla vas’ ni ‘pie derecho’. Te trasladan por toda la ciudad y el pasaje está entre 2 y 3 ‘cocos’. Te saca de apuro...
Acá, los mall son bravazos, recontra grandazos y encuentras ropa de todos los precios, pero cada cambio de temporada puedes conseguir un saco que costaba 500 ‘cocos’ a 30. Por eso, cuando algunos se botan que visten ropa americana, ya sabes que lo compraron en realización. Y no va ser...
El más feliz de la delegación es el arquero de la bicolor. El zambito Carlos Cáceda está motivadazo. Llegó su esposa para apoyarlo y alentarlo desde la tribuna. El hombre fue el más animoso en los entrenamientos. Y no va ser...
Mañana termino de contarles sobre mi primera vuelta olímpica con una cubanita, cuerpo de voleibolista y carita de ángel. Campeoné con puro floro... Me voy, soy fuga.
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