Del saque somos carnecita... Se viene el , el esperado durante años. El que alucinamos como periodistas e hinchas. Son 90 minutos mirando la gloria, cerquita de conseguir lo que parecía imposible, lejano. Los chibolos que disfrutaron la clasificación a España 82 crecieron, son hombres, padres de familia, algunos abuelos, y esperan que sus herederos vivan lo que les tocó disfrutar a ellos. Los niños empezaron a jugar a ser Paolo, ‘Orejas’, Gallese y deben tener su recompensa. Alcanzar la clasificación sería cambiar el chip de las nuevas generaciones. Forjaríamos una mentalidad ganadora en nuestra juventud. ...

El país está unido como pocas veces, todos somos un solo puño y las camisetas rojiblancas, como hace mucho tiempo no se veía, abundan por todos los rincones de la patria. La gente se muestra más amable, te regalan sonrisas. Todo eso lo puede el fútbol y en Perú lo estábamos esperando hace tiempo. Ya toca. Sí o sí...

Los hinchas están dando aliento y apoyo, creen en su equipo, se sienten identificados con su juego y saben que antes que individualidades, son un grupo de guerreros que dejan todo en cada pelota que disputan. El pueblo cree porque los jugadores les han dado razones para soñar y saben que todos, tomados de las manos, podemos adelantar la Navidad con el mejor de los regalos: volver a un Mundial. Y no va a ser...

En estas horas quien tiene que ‘chambear’ es el cuerpo técnico, aislar a sus jugadores, desconectarlos de toda esa algarabía que se vive fuera de la Videna. Hay una euforia que le puede jugar en contra a los muchachos. Se puede convertir en presión, una que jamás han vivido. Una cosa es ir en busca de un resultado y otra es cuando en 90’ te juegas tu clasificación al Mundial. Ellos necesitan llegar frescos, relajados, a punto, porque esa es la mejor forma de quedarnos con los 3 puntos. No estamos ante un ‘cuco’ mundial, pero es un equipo que debemos respetar, aunque ellos también están preocupados. Saben que en Lima somos fuertes, crecemos en ofensiva, la tribuna empuja, el aliento transmite y es el camino que nos llevará a romper tantos años de mala suerte. En casa no podemos descuidar los detalles, sobre todo los anteriores al partido. En la cancha se define todo, pero hay que ayudar desde afuera. En el mes del Señor de los Milagros, podemos llegar al cielo. Sí señores... Me voy, soy fuga.

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