A sus 60 años, Hugo Ingunza Sánchez puede darse el lujo de decir que ha hecho lo que siempre ha querido. Pues este ‘huambrillo’ de pura cepa, se propuso dar a conocer la comida de la selva y lo ha logrado, pues hoy conquista paladares hasta en la lejana Alemania y tiene una cadena de restaurantes al que denominó ‘La choza de la anaconda’.
Para lograr su objetivo, este hijo ilustre de Tingo María (Región Huánuco) tuvo que dejar su añorada tierra para venir a la capital y comenzar desde cero. Incluso aprendió a cocinar por necesidad, lo que se convirtió –sin saber- en su caballito de batalla.
“Aprendí a cocinar porque tenía que darle de comer a mis hijos y sin querer, obtuve buena sazón. Eso me llevó a poner mi primer negocio”, recuerda el cocinero.
Con ese don que descubrió y por necesidad, pues el dinero no alcanzaba en casa, hace 20 años decidió poner junto a su esposa un pequeño puesto de venta de comida dentro de un mercado, en Los Olivos, donde ofrecía lo mejor de la gastronomía selvática.
“Mi esposa me animó a inaugurar el puesto. Ella estaba fascinada con lo que preparaba, aparte no tenía un trabajo fijo y decidimos lanzarnos al ruedo. Fue difícil, pero logré conquistar varios paladares”, comenta el empresario gastronómico.
Sin saber el negocio se volvió un éxito, incluso los comensales hacían cola para poder saborear los irresistibles juanes, las jugosas palometas a la parrilla y los inseparables tacacho con cecina. “Nos esperaban, no les importaba hacer cola para probar los platos que ofrecíamos”, recuerda.
Esto lo llevó y después de 11 años dio el gran paso e inauguró su primer local, frente al mercado que lo vio nacer sin imaginar que se iba a convertir en todo un éxito.
“Cuando vi mi local inaugurado y listo para abrirlo al público, mi esposa y yo nos emocionamos tanto que se nos salieron las lágrimas. Empezar desde abajo es difícil, pero es bonito porque sabes todo lo que te costó tener algo”, dice don Hugo.
En la actualidad son cinco restaurantes de este imperio de la comida amazónica, los cuales son comandados cada uno de sus hijos incluso hace siete años, pasó nuestras fronteras al abrir un restaurante en Berlín (Alemania), donde nuestra comida amazónica tiene varios adeptos.
Hoy en día su local de la cuadra 36 de la avenida Carlos Salaverry, en Los Olivos, es uno de los únicos restaurantes en Lima que ofrece el buffet amazónico (miércoles y domingos), iniciativa que es muy acogida por los limeños.
Entre los potajes que ofrece el buffet de ‘La choza de la anaconda’, están los juanes, la leche de tigre de doncella, causa de cecina, inchicapi de gallina, patacones a la amazónica, pollo a la parrilla, entre otras debilidades que harán pecar a cualquiera.
“Estoy muy agradecido con la vida y con Dios, pero sobre todo a mi esposa porque es ella la que me ha empujado a poder cumplir mi objetivo: que todos tengan acceso a la comida de mi tierra”, comenta el orgulloso empresario gastronómico.