El histriónico chef turco Nusret Gökçe, conocido como ‘Salt Bae’, se ha ganado una fama a nivel mundial especialmente por presentar una variedad de platillos gastronómicos bañados en oro, que incluyen el famoso bistec Tomahawk de US$ 2000. Sin embargo, esta vez ha sido el foco de atención luego de ofrecer dentro de su carta un cappuccino dorado.
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El periodista Zak Garner-Purkis, reportero de ‘My London’, se hizo pasar por un cliente para degustar y analizar el famoso café que cuesta 50 libras esterlinas (US$ 68) y reveló su experiencia a través de una reseña en el mencionado medio.
“Pedí el cappuccino dorado y un baklava (un pastel elaborado con una pasta de pistachos o nueces trituradas), que en Londres costarían 100 libras esterlinas, en Turquía rondaban las 25 libras esterlinas. No es exactamente barato, pero mejor que el Reino Unido”, comienza su reseña el reportero.
“La bebida solo parece ser una taza estándar de café espumoso con un cuadrado dorado encima. Es desconcertante porque el capuchino en sí está oculto, debes confiar en que tienes la cantidad correcta de café debajo, sin mencionar las chispas de chocolate. Luego está el oro”, escribió en ‘My London’.
“Si bien puede ser insípido (la lámina de oro) y no tener olor, pronto descubres que se adhiere a todo. Cuando llegó la copa no pude evitar arrancarme una esquina suelta, que de inmediato cubrió mi dedo con fragmentos dorados, no sabía si comerlos o juntarlos y guardarlos en mi bolsillo. Beber el capuchino cubrió mis dientes y labios en piezas de oro”, agregó.
Garner-Purkis continuó narrando su experiencia con el pedazo de oro que cubría la copa señalando que “no puedo evitar sentir que tener pedazos de metal alrededor de la boca sería motivo de preocupación para las personas, como si hubiera comprado un juego de parrillas que funcionan mal o se hubiera caído de bruces en un plato de recolección”.
“Un efecto involuntario del cuadrado dorado es que sabe cómo cuando dejas que un chocolate caliente se enfríe y se desarrolla una piel en la parte superior. Es un cappuccino razonablemente bueno, pero si espera que el oro eleve la experiencia a un café de £50 (US$ 68), se sentirá decepcionado”, criticó.
De otro lado, el periodista comentó acerca de su experiencia probando el baklava. En este caso señaló que los meseros prepararon todo un espectáculo antes de que probara el postre, donde le indicaron que no lo comiera porque había un show previo.
“Momentos después regresa con un colega que vierte un líquido en una olla metálica y la mesa se cubre de hielo blanco. Con la escena puesta, comienza el espectáculo. El camarero levanta la tapa dorada del baklava y unta el helado entre esta y la base cubierta de pistacho. Una vez que el sándwich de helado está listo, desliza un cuchillo para bistec entre las puntas de un tenedor y estrella los dos cubiertos hacia abajo. Saca el cuchillo hacia atrás y repite el movimiento como si estuviera rebanando un trozo de carne, antes de abrirlo para que yo vea su trabajo. Justo cuando parece que ha terminado, coge una rebanada con el tenedor e insiste en darme de comer”.
“Cuando se trata del sabor del baklava, es un sólido 5 de 10, se nota por la textura de la masa que no está fresco y definitivamente puedes encontrar mejores versiones no doradas del postre turco por una fracción del precio”, aseguró.