París. La reconstrucción de un monumento en el que cada piedra es sagrada no entiende de fechas ni de promesas. Tres meses después del incendio en Francia, Notre Dame busca sanar sus heridas con un intenso trabajo de restauración centrado en dejar la mínima huella posible. Incluso, si se trata de la emblemática aguja que terminó por derrumbarse en aquel fatídico día.
Philippe Villeneuve, arquitecto jefe de la obra de Notre Dame, dijo que los cinco años propuestos por el presidente Emmanuel Macron para reconstruir la catedral no serán suficientes.
Lo que apuntan realizar en Notre Dame es "cerrar las bóvedas y limpiar y descontaminar el interior" y se preguntó: "¿tendremos también ya una aguja? No lo sé", de acuerdo a declaraciones que recoge el diario El País.
"Cinco años no dan para restaurar toda la catedral", puntualizó el arquitecto. Incluso, recordó que antes del incendio, se planeaba mejorar solo la cabecera de la catedral y el plazo estimado fue de 10 años.
A partir de allí, surge la interrogante sobre los pasos a futuro. ¿Reconstruir la catedral como tal o innovar? Finalmente, la decisión la tendrán las autoridades del Ministerio de Cultura junto al presidente de Francia.
— Recorrido por Notre Dame —
La agencia EFE señaló que el panorama de Notre Dame no resulta todo lo desolador que se podría esperar. Los obreros y arquitectos, que trabajan, debido al calor, de seis de la mañana a dos de la tarde, se muestran optimistas.
"La estructura de la catedral está a salvo (...) Podríamos decir que hemos tenido suerte", expresó Philippe Villeneuve.
Villeneuve juega un papel crucial en la restauración de la joya gótica de París; aun así, su intención es no dejar demasiada huella: "Soy reticente a la firma de un arquitecto en una obra maestra como es Notre Dame".
El día siguiente al incendio, Villeneuve se acercó personalmente a inspeccionar el estado de la catedral: "La providencia me ayudó a detectar los elementos frágiles que amenazaban con derrumbarse". El arquitecto destacó que la veloz actuación en estos elementos (como algunas bóvedas o pilares) salvó en parte su estructura.
Sobre el terreno, además de arquitectos y obreros, trabaja un laboratorio especializado en monumentos históricos investigando el estado de las piedras para saber si el fuego las ha despojado totalmente de valor o es posible reutilizarlas.
Las estanterías muestran piedras ennegrecidas, aparentemente calcinadas. Sin embargo, el laboratorio indicó que muchas de ellas solo habían perdido el 20 % de su resistencia y que estructuralmente no tenían un daño importante.
"Cada una de las piedras tiene su sitio, no pretendemos cambiar cualquier mínimo elemento que haya resultado un poco quemado", dijo Villeneuve respaldándose en el valor histórico del monumento.
El arquitecto hizo un símil con otro de los temas candentes en Francia: "Vamos a hacer una restauración homeopática", en referencia a una cura basada en elementos ya presentes en el cuerpo del enfermo, en este caso, en la estructura de la catedral.
El incendio abrió heridas que no se van a cerrar, admitió Villeneuve, pero prefirió destacar los legendarios elementos que quedaron intactos frente al devastador fuego: las vidrieras, el órgano, el mobiliario, las esculturas.
La contemplación de una fachada que muchos daban por supuesta como un elemento perenne del paisaje parisino se vuelve una experiencia en sí misma después de la tragedia. Desde el pasado 15 de abril, día del incendio, el impresionante rosetón o la galería de los reyes han quedado fuera de la vista del mundo.
Ahora, cada piedra se vuelve espectacular y recupera todo el valor que realmente tiene: 850 años de historia arquitectónica, literaria y artística.