Uno de los elementos emblemas que se pueden observar durante los desfiles por el Día de Muertos en México son las huesudas “Catrinas”, personajes que evocan a un esqueleto y deleita a decenas de miles de espectadores cada año.
La “Catrina” es una de las figuras más simbólicas de la cultura local, fue creada en 1910, en plena Revolución mexicana, por el reconocido dibujante mexicano José Guadalupe Posada como una expresión de crítica social a los indígenas que se enriquecían económicamente, se colgaban joyas y ropas elegantes y menospreciaban sus orígenes.
Según el historiador José Ciro Báez Guerrero, José Guadalupe Posada fue un pintor, ilustrador y caricaturista que nació en el estado mexicano de Aguascalientes, y que la “Catrina” podría ser uno de los últimos trabajos que realizó, ya que falleció a comienzos de 1913.
La versión original de la “Catrina” que dibujó Posada, mostraba al esqueleto de una mujer en primer plano, pero no llevaba ningún tipo de vestimenta, joya o maquillaje, detalles característicos en los desfiles de la actualidad.
Según la tradición del Día de Muertos, de raíces prehispánicas, durante la noche del 2 de noviembre las almas de los difuntos abandonan temporalmente el mundo de los muertos para abrazar a sus seres queridos vivos.
Por eso, desde días antes, los mexicanos depositan en sus casas pétalos de cempasúchil y montan ofrendas en las que recuerdan con fotografías a los difuntos, a quienes preparan su comida favorita para que puedan disfrutar de su regreso.
La celebración del Día de Muertos mexicana fue catalogada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2003.
Con información de EFE y AFP