La crítica situación que vive Brasil, el segundo país más afectado por la pandemia del COVID-19 en el mundo y el primero en la región, alertó al resto de países latinoamericanos a implementar restricciones de tránsito para evitar contagios con la variante local, conocida como la P.1, que sería más contagiosa que el virus original.
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El temor de los países de la región es que el progreso en la contra el COVID-19, como las campañas de vacunación o las restricciones a la movilidad, puedan ser revertidas por nuevas olas de infección provenientes de Brasil, cuya pandemia fuera de control está incubando nuevas cepas que preocupan a los expertos médicos.
El presidente venezolano Nicolás Maduro calificó a Brasil como “la peor amenaza del mundo en términos del coronavirus” y reprendió a su líder, Jair Bolsonaro, por su “actitud irresponsable” ante el control de la pandemia.
En Paraguay, donde los casos de COVID-19 están alcanzando niveles récord, el gobierno desalentó a las personas a viajar a Brasil por motivos no esenciales.
Perú también puso restricciones en su frontera frente a Brasil, especialmente en la zona de Loreto. Según recientes muestras al menos un 39,5% de personas que viven en la capital, Lima, portaban la variante de Brasil, P1.
A principios de marzo, el gobierno de Chile ordenó que todos los visitantes de Brasil fueran llevados a hoteles de cuarentena administrados por el estado para realizar una prueba de PCR y se los mantuviera allí si daban positivo. Esas reglas se endurecieron la semana pasada para imponer una estadía obligatoria de 72 horas en un hotel de tránsito, incluso con una prueba negativa.
En el departamento boliviano de Beni, los casos de COVID-19 están explotando en las ciudades de Riberalta y Guayaramerín, según Ernesto Moisés, secretario de Desarrollo Humano de Beni. Muchos bolivianos de esta región del norte viven del comercio y la interacción con Brasil.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), dijo el martes que la variante P1 se había detectado en 15 países de la región y era “un motivo importante de preocupación”.
En Argentina, que se ha mostrado reacia a cerrar fronteras con Brasil, su principal socio comercial, los pedidos de reglas más estrictas son cada vez más fuertes por parte de científicos y líderes regionales. “Se está trabajando para restringir fuertemente la entrada desde Brasil con restricciones drásticas en la frecuencia de vuelos desde el país vecino”, declaró este martes una fuente del gobierno argentino a la agencia de noticias BBC.
En Uruguay, un lugar de vacaciones popular para los brasileños, los hospitales de los pueblos y ciudades cercanos a la frontera con Brasil están llegando al nivel de saturación y se están quedando sin camas.
Crisis en Brasil
Brasil va camino de su peor mes en la pandemia con ya más de 40.000 muertes. Las unidades de cuidados intensivos en algunas ciudades están abrumadas y tienen escasez de medicamentos.
Bolsonaro, que ha rechazado la vacuna contra el coronavirus, se opone al cierre de empresas y a las medidas de distanciamiento social. Varios gobernadores estatales, que endurecieron las restricciones el año pasado, lo han vuelto a hacer en las últimas semanas a pesar de las protestas del presidente.
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