Pequeña de 9 años fue violada por amigo de la familia reiteradas veces.
Brasil

La pequeña tenía una colección envidiable de muñecas, casitas y más que compartía con su mejor amiga. Todo iba bien hasta que un amigo de la familia irrumpió en su vida para violarla y arruinarle la vida. 

El agresor tenía 39 años de edad, casado y fotógrafo. El hombre no despertaba ninguna sospecha. Se ganó la confianza de Tábata y la violó reiteradas veces durante dos años. La niña creció, se convirtió en policía y logró capturar a su agresor 12 años después. 

Tábata (26) cerró el círculo que la atormentaba el 21 de diciembre del 2016. La ahora mujer policía logró capturar a la persona que la violó en la infancia. "fue como cerrar un círculo...Denunciar fue un proceso de sanación", manifestó la joven.

Infancia perdida

El padre de Tábata conoció al fotógrafo cuando ella tenía tan solo 9 años. Ambos eran fanáticos del fútbol y prontamente se hicieron buenos amigos.

La amistad se fue estrechando día con día y comenzaron la visitas en casa. La pesadilla inició para la pequeña Tábata.

"Poco después él comenzó a abusarme. Se acercaba y se quedaba un rato pasándome la mano. Yo no entendía qué estaba sucediendo. Lo que hacía me incomodaba, pero no sabía que lo que hacía era un crimen. No dije nada a mi familia, hasta hoy no entiendo por qué", cuenta Tábata de ahora 26 años.

Tábata cuenta que su agresor se aprovechaba de ella y su dócil carácter en los campamentos familiares. "Una vez abusó de mí cuando me hicieron ir con él a buscar agua para el campamento. En el camino aprovechó para pasarme la mano. Yo corrí adelante. Mis padres me preguntaron por qué había regresado antes que él. Ni les pasaba por la cabeza que ese hombre en el que confiaban pudiera abusar de mí", cuenta entre lágrimas la ahora mujer policía.

El miedo

La niña quiso buscar ayuda pero no puedo hacerlo por miedo. Tábata cuenta que su padre andaba muy estresado y tenía miedo que, si le contaba, mata al fotógrafo y se fuera preso por culpa de ella.

Tábaba cuenta descartó contarle a su madre sobre el tema porque fue diagnosticada con trastorno bipolar. Las violaciones continuaron dos años más. Llegaron los 11 años y las violaciones se repetían con más frecuencia. "El hombre decía: 'sólo un poquito, sólo un poquito'. Nunca me pegó, pero me sujetaba con fuerza, aunque yo era una niña grande para mi edad", cuenta Tábata.

El padre Tábata tuvo una relación extramatrimonial con la esposa del fotógrafo y la amistad se terminó para siempre.

El trastorno bipolar de su madre acercó a Tábata a su hermana mayor y decidió contarle toda la verdad muchos años más tarde.

"Cuando le conté, mi hermana comenzó a llorar desesperadamente. Inmediatamente llamó a mi padre, que se había divorciado de mi madre hacía dos años. Hasta hoy me pregunto si valió la pena contar lo que sucedió y hacer sufrir tanto a mi familia".

El detonante

Tábata le contó a sus amigas de colegio su "secreto". Una de las amigas no podía creerlo que su amiga había pasado por lo que decidió contarle a su madre. La señora se quedó más que sorprendida porque conocía al fotógrafo y que seguía violando a otras menores.

"Ella me dijo que había oído rumores sobre otros abusos de niñas cometidos por ese fotógrafo. Me repugnó escuchar esto. Pensé que sólo había cometido su crimen conmigo, pero estaba acabando con la vida de otras personas, de otras niñas".

Pasaron los años y las denuncias y procesos del Ministerio Público moraban. "Estaba conversando con una asistente del fiscal, que me dijo que no sabía por qué el caso estaba parado. Me alteré y levanté la voz y el fiscal salió de su oficina y fue grosero conmigo. Me dijo que había pasado mucho tiempo, que yo no tenía pruebas y que demoré mucho en hacer la denuncia".

Tábata se armó de valor y comenzó a buscar a más familias que fueron afectadas por el fotógrafo violador. Encontró a un comerciante dispuesto a entablar una demanda legal contra el sujeto.

"Le pedí que declarara ante el Ministerio Público. Los padres aceptaron y llevé el nombre del matrimonio y de su hija a la Fiscalía".

Tábata, ya con 24 años, llevaba un curso en la Academia de Policía Civil en Santa Catarina.

El fotógrafo fue llevado al tribunal y condenado a siete años y seis meses de prisión por violación. El hombre apeló y logró salir de prisión al poco tiempo.

Tábata se convirtió en policía, pero el pasado seguía más presente que nunca. "No tenía el autocontrol suficiente para no agredir a un abusador y mantener el profesionalismo en casos repugnantes como el de los violadores de bebés. Mi papel en la policía era ejercer mi profesión de acuerdo a la ley".

El momento

Tábata tuvo la oportunidad de hacer justicia. La policía recibió un comunicado para cumplir la orden de prisión para el fotógrafo.

"El día 22 de diciembre de 2016 pedí apoyo y fuimos ocho o diez policías a detenerlo. Él estaba escondido en una finca aislada, a orillas de un río. Yo quise golpear la puerta, para cerrar un ciclo".

Pero el destino es cruel y el fotógrafo logró salir de prisión el 19 de diciembre del 2017. "Tenía una sensación ambigua. Quería relacionarme con las personas, pero tenía miedo y vergüenza de mi cuerpo. Cuando mis amigas hablaban sobre sexo y tener hijos, todo eso me parecía terrible porque veía el sexo como algo sucio". sentencia Tábata en la más reciente entrevista.

Actualmente. Tábata tomó la decisión de decir su vida para poder ayudar a todas las mujeres que fueron violentadas sexualmente. "A otras víctimas les recuerdo que yo superé mis dificultades. Y que no se revictimicen constantemente alimentando recuerdos".

"Siempre digo que la víctima no tiene la culpa. Lo que ocurrió no se debe a la ropa o a la actitud de la víctima, sino al hecho de que el agresor es una persona enferma", sentencia Tábata.

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