Los asistentes a una fiesta clandestina por Año Nuevo que violó el toque de queda y atrajo al menos a 2.500 personas en el oeste de Francia atacaron a los policías enviados a clausurar el evento de música electrónica, incendiaron un vehículo policial e hirieron a los oficiales arrojándoles botellas y piedras, dijeron las autoridades el viernes.
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Frente al lugar del evento, a última hora de la mañana de este viernes, los vehículos registrados que provenían de toda Francia, todavía estaban estacionados, pues muchos de los participantes seguían presentes, a menudo sin mascarilla, mientras la música tecno aún se oía ruidosamente, confirmó un periodista de AFP.
Un helicóptero sobrevolaba la zona pero no se veía ningún gendarme cerca de los hangares donde se desarrollaba la fiesta, en un lugar llamado Courbouton, en la localidad de Lieuron, al sur de la ciudad de Rennes (oeste), en el departamento de Bretaña.
Teniendo en cuenta que Francia había decretado una “Nochevieja del 31” bajo toque de queda, los gendarmes intentaron el jueves por la noche “impedir esta instalación”. Sin embargo, “enfrentaron la violenta hostilidad de muchos fiesteros”, explicó la prefectura del departamento de Ille-et-Vilaine en un comunicado de prensa.
Isabelle, de unos 60 años y que vive en una de las casas cercanas a los hangares, que estuvieron “en desuso durante unos meses”, explica que la llegada de los juerguistas el jueves por la noche fue “espectacular”.
En plena epidemia de COVID-19 “intentamos hacer lo correcto y cuando vemos lo que tenemos en frente... ¿dónde queda el respeto?”, se pregunta.
Francia está bajo la amenaza de un nuevo brote de la epidemia. El jueves, el número de contagios fue de alrededor de 20.000 en 24 horas, según la oficina de sanidad de Francia.
La fiscalía abrió una investigación por la “organización ilícita de una reunión festiva de carácter musical” y “violencia intencionada contra personas que ostentan el poder público”.