La relación entre la alemana Corinna Larsen y el rey emérito español, Juan Carlos I, vuelve a enturbiar la ya cuestionada imagen del otrora monarca. La justicia del país ibérico ordenó hoy abrir una investigación contra ella por su participación en un entramado de “supuestas prácticas reprobables” del padre de Felipe VI.
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La causa por la que se imputa a Larsen, de 56 años, tiene que ver con audios de una conversación que sostuvo con el excomisario policial español José Villarejo, en prisión preventiva por corrupción. En las grabaciones, la mujer señala que Juan Carlos recibió una fortuna en comisiones monetarias y usó testaferros para ocultar fondos en Suiza.
Entre los negocios “opacos” del exrey está el cobro de dinero por facilitar la adjudicación de una multimillonaria obra ferroviaria en Arabia Saudita a empresas españolas en 2011.
La justicia centra su investigación en 100 millones de dólares que Juan Carlos, hoy de 82 años, habría recibido secretamente de ese país en una cuenta en Suiza en 2008. Según otras informaciones, la alemana habría declarado a la Fiscalía de Ginebra que Juan Carlos le transfirió unos 65 millones de euros “por amor y gratitud”.
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Más que amigos
Definitivamente, tendría que existir un vínculo muy íntimo entre el miembro de la Casa Real y Larsen para que este le destine millonarias sumas de dinero. La relación entre ambos se remontaría a mediados de la década del 2000. Sin embargo, para entonces, el nombre de Corinna ya sonaba en el círculo del jet set europeo.
Nació en Frankfurt, en 1964, hija del ejecutivo húngaro-danés Finn Bönning Larsen, que trabajó como director para Europa de la compañía aérea brasileña Varig. A los 25 años, se casó con el empresario británico Philip Adkins. Ambos tuvieron una hija. En el año 2000, contrajo nupcias por segunda vez; en esta ocasión con el aristócrata alemán Johann Casimir zu Sayn-Wittgenstein-Sayn, gracias al cual accedió a un título nobiliario.
Del príncipe germano -con quien tuvo un hijo- se separó en 2005. No obstante, para entonces ya tendría estrechas relaciones con la nobleza europea, lo cual le habría facilitado tomar contacto con Juan Carlos. La prensa de espectáculos señala que el entonces rey quedó prendado de ella e incluso habría deslizado la posibilidad de separarse de su esposa Sofía, algo que nunca ocurrió.
Corinna se mudó a Madrid en el año 2010 y para entonces la relación con el monarca era vox populi. Dos años después, la opinión pública destruyó al rey tras salir a la luz que pagó 30 mil dólares por un safari para cazar elefantes, en el que se rompió la cadera. Al viaje, habrían asistido también el hijo de Corinna y ella misma.
El safari de 2012 supuso un antes y un después para Juan Carlos y para su relación con Corinna. Finalmente, se separaron y en 2014 el monarca -marcado por el escándalo- abdicó a la corona en favor de su hijo Felipe VI.
No está claro hasta qué punto las nuevas indagaciones contra Larsen pueden perjudicar legalmente al rey, pues solo puede ser procesado por hechos posteriores a su abdicación.