El Estado de la Ciudad del Vaticano impuso desde este martes el uso obligatorio de la mascarilla a todos sus residentes y trabajadores, tanto en espacios abiertos o cerrados, para evitar contagios de coronavirus.
La Gobernación del Vaticano emitió una directiva a los superiores de los entes de la Santa Sede que obliga al uso de la mascarilla dentro de este diminuto país y en sus sedes extraterritoriales, unos territorios y edificios de Roma sobre los que tiene jurisdicción.
Será obligatoria “cotidianamente en todos los lugares al aire libre y también en los espacios de trabajo en los que la distancia no pueda ser garantizada siempre”, se lee en el documento, que insiste además en la necesidad de respetar las normas higiénicas.
La medida por lo tanto se aplicará en las calles y jardines del interior del Estado pontificio, a las que los turistas y peregrinos no pueden acceder, y también a los espacios abiertos, como la plaza de San Pedro.
Y afectará especialmente a los trabajadores del Vaticano, el país más pequeño del mundo, y también a sus residentes, que en 2018 ascendían a 618 personas.
De estos solo 246 vivían intramuros (104 eran miembros de la Guardia Suiza), mientras que el resto son generalmente diplomáticos que viven en el extranjero.
El propio papa Francisco, de 84 años, sorprendió el pasado 9 de setiembre al aparecer con la mascarilla, pues hasta la fecha no se le había visto antes llevándola a pesar de la pandemia, por la que suspendió los actos y misas multitudinarias.
Por el momento en el Vaticano se han registrado una docena de casos y el pontífice ha dado negativo a las pruebas que se le han practicado.
Como sucede normalmente, la medida sigue las adoptadas también por Italia, que establecerá la misma disposición en un decreto que el gobierno deberá aprobar en las próximas horas.
Fuente: EFE