Por: Kenyi Coba
A comienzos del siglo XX, el panetón, ese bizcocho dulce adornado con pasas y frutas confitadas, hizo su aparición en el Perú al ser importado por comerciantes italianos que lo traían a pedido para sus paisanos apostados en nuestro país.
Poco a poco se hizo popular entre los peruanos hasta que lo adoptamos como un elemento imprescindible en Navidad, y en la década del '40 comenzó a producirse en el Perú.
“Fueron tres locales los encargados de venderlo solo a pedido. Eran ‘Cúneo y Bandirola’ (ubicada en el cruce de Cusco y Jirón de la Unión), la panadería Elio Tubino (cruce del Jirón de la Unión con Moquegua) y la panificadora Los Huérfanos (que existe hasta ahora en el cruce de los jirones Puno y Azángaro). Sin embargo, no era conocido como panetón, era llamado ‘Pan de Génova’”, cuenta el historiador Marco Antonio Capristán.
Tal fue el gusto del limeño por el ‘Pan de Génova’ que los clientes de estas panaderías aumentaron pese a que este solo lo ofrecía en diciembre.
Desde aquella época, creció el consumo de este esponjoso pan dulce que se convirtió en la estrella de la Navidad, incluso comenzó a fabricarse de manera masiva desde los años 40 y no solo para los italianos asentados en la capital, sino para los mismos limeños.
--Coma con moderación--
Han pasado décadas desde entonces y hoy la idea de la Navidad en el Perú está asociada no solo a los regalos y al pavo, sino también al indispensable panetón. Y si está acompañado de su chocolate caliente, mucho mejor.
“El panetón es un postre y hay que verlo como tal. Sí hace daño por la cantidad de carbohidratos y grasas que tiene, pero si lo consumimos con moderación puede ser una experiencia muy agradable”, detalla la nutricionista Lorena Romero.
La también ‘couch nutricional’ señala que muchas personas lo consumen como si fuera pan pero la cantidad de azúcares presentes en su elaboración lo convierten irremediablemente en un postre.
“Lo recomendable es comerlo eventualmente y acompañarlo con una infusión caliente de orégano, anís o muña para que la digestión sea mejor. Si lo van a consumir, que lo hagan, lo disfruten y que no se sientan culpable”, indica Romero.
Si vas a disfrutar una tajada de panetón, trata de no untarle mantequilla y/o mermelada. O en todo caso, haz esta mezcla muy de vez en cuando y sobre todo, no tengas culpa por disfrutarlo.