Para muchos padres es difícil aceptar que sus hijas han dejado de ser niñas y se han convertido en jovencitas. Que ahora son adolescentes y que naturalmente se interesan por el sexo opuesto. Si acabas de conocer al primer novio de tu hija, y a primera impresión no te agrada, antes de prohibir que continúe viéndolo haz una pausa y pregúntate de qué manera tu negativa influirá en la relación que tienes con tu engreída.
¿Quieres que sea una relación tirante? Donde tu hija no recurra a ti y te responda con el típico ‘no me entiendes’; o prefiere manejar la situación con calma, paciencia y sabiduría. Si has decidido mantener la calma, la psicóloga de familia, Bertha Aranda recomienda que antes de criticar, descalificar o responsabilizar al ‘enamorado’ por las malas notas o la mala conducta de tu hija presente en casa o la escuela, es mejor ayudarle a que se dé cuenta cómo ha cambiado su actitud.
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Cómo está descuidando cosas que antes eran importantes para ella (como el desempeño académico o sus amigas) y cómo todos estos cambios repercuten de manera negativa en su persona. “Si se responsabiliza al enamorado sólo reforzará la relación que los adolescentes tengan y lo único que logrará es que no evalúen la situación con calma”, explica la psicóloga.
Por qué debes conocer al enamorado de tu hija adolescente
Al igual que los amigos, los padres también deben conocer al novio de sus hijas. Les guste o no, esta persona pasa a ser la una ‘razón’ más en la vida de la jovencita y por lo tanto, va a ejercer influencia sobre ella. Por ello, es recomendable conocerlo y saber bien de quién se trata.
Antes de prohibirles pasar tiempo con esta persona especial, trata de llegar a acuerdos donde se establezcan los horarios, la cantidad de veces que pueden salir y a dónde está permitido ir. Si en alguna oportunidad incumplieran con algún acuerdo, procede a limitar temporalmente las salidas.
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La familia del enamorado de tu hija
Una alternativa para manejar esta situación es conocer a la familia del enamorado, ellos pueden tener las mismas inquietudes o impresión que tú sobre la relación de los jóvenes. Es conveniente porque ambas familias pueden transmitir las mismas ideas, permisos y consecuencias a las conductas de ambos adolescentes; para evitar confusión, malestar y discusiones.