El Síndrome del Intestino Irritable (SII) o y los síntomas incluyen hinchazón abdominal, cólicos, dolor, gases, diarrea, estreñimiento (o ambos). Algunas personas pueden controlar estos signos con cambios en la dieta, estilo de vida y bajar su nivel de estrés.

Cynthia Bazán, gastroenteróloga de la Clínica Ricardo Palma señala que las mujeres y adultos jóvenes, son los más propensos a sufrir esta condición, limitando en gran medida su calidad de vida.

“Suele manifestarse con recaídas más o menos frecuentes, sin que exista una patología que lo explique. Está asociado a la, trastornos digestivos funcionales y personas con ansiedad o alteraciones psicológicas”, agrega.

Alerta que a pesar que este síndrome es el trastorno más frecuentemente diagnosticado, sólo un cierto porcentaje del que lo padece consulta a un médico ante la manifestación de síntomas. Estos si son graves se pueden tratar con antiespasmódicos, antidiarreicos, laxantes, así como, antidepresivos, ansiolíticos y asesoramiento.

¿Está aumentando este mal en los últimos años?

Por supuesto que sí, explica la especialista, debido al nivel de estrés y autoexigencia con la que vivimos, la mala alimentación incluso hecha en casa, el acceso a las redes sociales y, por ende, el ” a la que estamos sometidos a diario y los cambios en el patrón de descanso nocturno por el uso excesivo de los aparatos electrónicos.

Estos hábitos cotidianos están haciendo que no solo aumente este trastorno, sino que aparezca a edades mucho más tempranas. Aconseja , al menos 30 minutos al día para que el organismo y la mente se regulen. De igual forma, consumir probióticos, frutas en ensaladas, vegetales y proteínas.

Además, hay que hacer un correcto uso del smartphone. Y es que, cada vez hay más evidencias de que el abuso de estos dispositivos se relaciona con pérdida en la calidad de vida.

Cuándo consultar a un médico

Si no es tratado a tiempo pueden desencadenar una afección más grave, como . Los síntomas más graves incluyen:

- Pérdida de peso

- Diarrea nocturna

- Sangrado rectal

- Anemia por deficiencia de hierro

- Vómitos inexplicables

- Dificultad para tragar

- Dolor persistente que no se alivia con las flatulencias o al defecar




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