Corría el año 1906 y un joven médico alemán, Alois Alzheimer, atendía a una mujer de 54 años, Auguste D., quien padecía un trastorno caracterizado por pérdida de la memoria, desconfianza, alucinaciones por ratos y finalmente dependencia.
Por aquellos tiempos no se contaba la tecnología con la que se cuenta actualmente, como una tomografía, y había que esperar a que el enfermo falleciera para hacerle una autopsia y analizar la enfermedad.
Luego que falleció Auguste, el doctor Alzheimer descubrió que el cerebro de la enferma se había reducido en tamaño, y presentaba unas manchas muy características que no existían en un paciente sano.
Así se conoció la enfermedad de Alzheimer, que actualmente es un problema grave de salud pública mundial y que compromete la vida y la calidad de vida de muchas personas, en particular de los adultos mayores. El 21 de setiembre se celebra su día y es motivo para reflexionar y apoyar a los enfermos que la sufren.
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