Sucede en muchas familias. Por circunstancias de la vida, un padre comete el error de abandonar el hogar y perder el contacto con sus hijos. Sin embargo, un día decide regresar, más viejo y generalmente necesitado, para ver a la familia que dejó atrás y recuperar el tiempo perdido. Ante esta situación, la madre se pregunta: ¿qué debo hacer?
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Es importante saber que no es lo mismo lidiar con la ausencia de un papá cuando se es pequeño que cuando se ha llegado a la adolescencia.
La psicoterapeuta Juliana Sequera advierte que cuando los hijos están pequeños lo primero que debe hacer la mamá es controlar las emociones negativas que puede sentir al volver a ver al hombre que la dejó y luego indagar para qué volvió. Esto para no exponer a un nuevo dolor al niño o a los niños.
“Es necesario una comunicación clara y respetuosa con los hijos sobre la ausencia del padre. Sabiendo el motivo del regreso, lo recomendable es preguntarle al menor si quiere o no recibir a su progenitor”, indica. Ella debe tener una actitud observadora -agrega- y respetar lo que el niño decida porque, si lo dejó muy pequeñito, para él es un extraño con el cual no tiene ningún vínculo. “Si el padre vuelve para activar un nuevo dolor emocional o para desaparecer otra vez, entonces lo mejor es que siga su camino”, afirma.
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Es distinto cuando se trata de un adolescente y si es hombre o mujer. En esta etapa las cosas pendientes comienzan a hacer mella en ellos. Surgen preguntas como ‘¿por qué se fue?’, ‘¿no nos quería?’ y ‘¿por qué no luchó por mí?’. El rol de la madre es determinante en la visión que tengan los hijos de su padre, si fomenta una imagen negativa de este, el lazo se romperá aún más.
Sea que se restaure la relación o no, ver al padre después de tanto tiempo o conocerlo puede ayudar a cerrar un ciclo y llenar un vacío.
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Peor que un amor no correspondido es que la pareja te tenga como segunda opción. Que seas la que siempre espera, mientras él ve si las cosas le salen mejor por otro lado, con otra mujer. La psicoterapeuta Juliana Sequera explica que: “Cuando eres ‘plato de segunda mesa’ no tendrás atención, tiempo ni comunicación. El chico buscará tenerte interesada y esperanzada, pero no busca un compromiso contigo porque no eres su prioridad”. Así de cruda es la realidad.
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Otras señales que terminarán por abrirte los ojos son las siguientes:
- No te agrega a las redes sociales y si lo hace te restringe algunas publicaciones para que no veas que coquetea con otra.
- Te responde los mensajes cuando quiere y solo te escribe cuando necesita algo.
- No tiene ningún detalle hacia ti y nunca recuerda nada. Eso es porque no te toma atención.
- Habla de otras personas. Cuando no eres su prioridad, hará todo lo posible por hacértelo saber y deslizar la idea de que lo tuyo no es tan serio.
- Los planes siempre son a último momento. Si tenía algo y no le sale ten por seguro que te buscará como segunda opción para salir y divertirse.
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Si estás pasando por una situación como esta, hazte respetar y déjale claro a ese canalla que no eres ‘el plan B’ de nadie. Cada vez que te busque no aceptes salir con él a la primera, no estés siempre dispuesta cuando te pida un favor y niégate cuando te busque solo para tener relaciones sexuales. Además, puedes terminar eso que no es amor.
No pienses ni siquiera en la posibilidad de ser la ‘por mientras’ de nadie o la otra, tú vales mucho como para aceptar solo migajas.