
Las muelas del juicio, que son los terceros dientes molares o cordales de la boca, llevan ese nombre desde hace siglos.
En la antigua Grecia se les conocía como ‘odontias sophias’ (muelas del juicio) e Hipócrates (460 a.C.-370 a.C.) —‘Padre de la medicina’— las llamaba ‘dientes de la sabiduría’.
El nombre significa que estos dientes de la parte posterior de la boca (anchos y de corona aplastada que trituran los alimentos) suelen brotar durante una etapa de la vida en que las personas son más maduras y sabias que en su juventud.
Al aparecer por lo general entre los 17 y 24 años, la creencia popular, que llevó al nombre, considera que se ha dejado atrás la niñez y la adolescencia —etapas de despreocupación— y se ingresó a una nueva fase de la vida en que se tiene pleno raciocinio y juicio propio sobre cosas y situaciones.
Eso último, que se creía en Grecia antigua, también era una idea en sociedades como la china y la de los antiguos indios norteamericanos.

FASE CLAVE EN LA VIDA
Para la medicina tradicional china, las muelas del juicio iniciaban una fase clave en la vida, la llegada a la edad adulta y mayor responsabilidad; mientras que para los nativos norteamericanos, la aparición de las muelas del juicio era símbolo de crecimiento personal y desarrollo espiritual.
DATITO
El ‘dente del giudizio’ (italiano), ‘dente do siso’ (portugués) y ‘dent de sagesse’ (francés) significa ‘muela del juicio o del entendimiento’. En gallego se llama ‘moa cabeira’ (muela del extremo); en turco ‘20 yaş dişi’ (diente de los 20 años); en coreano ‘sa-rang-nee’ (diente del amor, por el dolor del primer amor), y en japonés ‘oyashirazu’ (desconocido para los padres, porque el hijo ya es independiente).
