Las personas tienen un errado concepto de que perder es algo fatal, cuando en realidad es parte del aprendizaje que nos da la vida, pues si no existieran los fracasos, seguiríamos repitiendo el mismo problema una y otra vez. Si se pierde en un juego, en un negocio o en cualquier situación de la vida, siempre existe la oportunidad de evaluar lo que se hizo mal para volverse a replantear las cosas y hacerlo mejor.
Las frustraciones por no ganar vienen del hogar, cuando el padre o la madre exige al hijo de que sea un campeón siempre; en los estudios, en los concursos y en los deportes. Si el niño pierde, en vez de recibir palabras de aliento que lo motiven a seguir intentando, escucha gritos o ve malas caras de sus progenitores, situación que le causa gran malestar al pequeño, quien no sabrá soportar una derrota en cada etapa de su vida.
La psicóloga Carmen Bravo de Rueda, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma comenta que saber perder, es una situación que se debe de aprender en la niñez. Aceptar una derrota muestra un avance en su desarrollo.
Por ejemplo; los niños se pelean por estar al lado de la mamá, quieren la pelota que tiene el otro. Cuando el menor empieza a compartir los juguetes y a esperar que se le atienda al bebe antes que él, es cuando está listo para perder en un juego.
Ganar es importante porque refuerza la autoestima, soy un trome, soy un campeón, pero felicitar al que gana cuando tu eres quien perdió es un gran avance muy importante.
MANEJAR FRUSTRACIONES
A nadie le gusta perder, pero el ser arrogante y no saber manejar la frustración, es un índice de que no has desarrollado habilidades sociales y está mal, porque un adulto, cuando no sabe aceptar las derrotas puede tener un exceso de ira que lo lleven a destruir algo en venganza, eso prueba de que se ha quedado en un estado infantil, en querer ganar ganar y no aprender de los errores.
Al no saber manejar las emociones y la frustración lo podrían llevar a hacer un daño a los demás. Hay otros que se consideran humillados al sacar un segundo puesto en una competición y se sienten fracasados. Por ello, es importante trabajar las emociones , darles entender que dañando al otro no va a ganar nada, todo lo contrario queda como un mal perdedor.
CONSEJOS DE LA ESPECIALISTA
Si eres un padre de familia, enséñale a tu hijo a no burlarse del otro cuando pierde en un deporte o en un concurso. En el caso de que tu pequeño haya sido derrotado en una competencia hazle saber que lo hizo bien y que tendrá la oportunidad de seguir participando para lograr su objetivo.
Hay que decirles a sus niños palabras de aliento: “¡qué bueno que jugaron!, ¡qué bien que se hayan divertido! Si hoy día ganó Pepito, mañana ganarás tú”. Perder no es malo, es un aprendizaje.
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