Puedes creer que poner al volante a tu hijo puede ser curioso y hasta un bonito recuerdo para él, pero lo cierto es que es muy peligroso e irresponsable de tu parte, pues por unos minutos de diversión expones a tu engreído al peligro. Walter Patricio, psicólogo y psicoterapeuta, asegura que esto es parte de la inmadurez de los padres que actúan movidos por la impulsividad, sin evaluar las consecuencias de sus acciones.
“Es una muestra de imprudencia y mal ejemplo para los niños, pues estos, creyendo que es algo normal, pueden exponerse nuevamente al peligro aun cuando sus padres están ausentes”, alerta el especialista.
Patricio Peralta agrega que un niño corre peligro inútilmente cuando es puesto frente al timón de un carro, moto o bicicleta, no tiene abrochado el cinturón de seguridad, juega con un revólver, una vela, algún objeto punzocortante o se queda encerrado en la casa.
QUÉ HACER
Analiza todo lo que hagas con tu niño y evalúa los riesgos.
Toma conciencia del modelo inadecuado que le estás dando a tu hijo.
Haz una evaluación retrospectiva (del pasado) de las situaciones en las que has expuesto a tu hijo y evita volverlo a hacer.
Si quieres divertirte con tu hijo, utiliza juguetes propios para su edad y recurre a los juegos mecánicos para que maneje carritos.