A diferencia de los humanos, los años de vida de los perros son más cortos. Por eso, ver que un can llegue a viejito es una bendición, más aún si es tan amado y engreído como la perrita pekinés ‘Pepita’, que acaba de cumplir 18 años caninos, que en ‘edad humana’ equivale a casi un siglo.
Para celebrar esta hermosa noticia, su mamá humana Christine Champion (30) tiró la casa por la ventana y le armó una hermosa fiesta con globos, torta, bocaditos y sus amigos de cuatro patas como invitados en su vivienda de Surco. ‘Pepita’ estuvo más que feliz con la celebración y recibió a sus invitados luciendo un vestido rosado de princesa y una corona.
“La mamá de ‘Pepita’ se llamaba ‘Chispita’ y vivió 18 años, al parecer ellas son perritas de larga vida. Pienso también que es por el trato que le damos. Nos preocupamos mucho por su salud, constantemente le hacemos chequeos y tratamos de que coma saludable”, cuenta Christine, quien tenía solo 12 años cuando ‘Pepita’ nació. “Yo la vi llegar a este mundo, le puse ese nombre porque era tan chiquitita como una pepita. Igual, no creció mucho y ahora pesa 5 kilos”, recuerda la dueña.
Sin embargo, esta perrita que gracias a Dios hoy luce sana, hace apenas unos meses enfermó de cáncer y, cuando su familia pensó lo peor, superó con éxito ese mal trance. “Le salió un bulto dentro de su hocico y nos dijeron que era un cáncer agresivo, pero combatible, y felizmente con el tratamiento que llevó pudo salir adelante y ya está sanita. Antes tuvo otras enfermedades como cálculos en la vejiga y piometra, y salió bien librada. ‘Pepita’ es toda una guerrera”, comenta sobre la perrita que ahora lleva chequeos oncológicos cada tres meses.
Otra particularidad de esta pequeña es que, a pesar de sus años, es muy inquieta, traviesa y curiosa, como que durante su fiesta no dejó de ir de un lado a otro. “Le gusta jugar en su casa, dando vueltas, y también sale todavía a correr y saltar”, indica su mamá.
Además, desborda ternura y amor, a su edad ya no tiene dientecitos y expresa su cariño dando lamidas a quien la acaricia o engríe.
“Le hemos preparado esta fiesta porque ella es parte de la familia, al igual que su hermana Hanna, de 3 años. Su torta es de pavita, que es una carne que le gusta mucho”, añade su mamá humana, quien también la engríe dándole trozos de trucha, pechuga de pollo sancochada y pollo a la brasa, así como frutas frescas. “Tiene muy buen apetito, a veces come más que su hermana que pesa como 20 kilos y es grande”, cuenta entre risas Christine.