Dicen que los son el reflejo de los padres; por eso, si pretendemos ser un buen ejemplo para ellos, debemos ser muy cautos en nuestro comportamiento y evitar que presencien nuestras peleas.

El psicólogo José Anicama explica que estas generan un terrible daño psicológico en los niños, afecta su desarrollo integral y, además, se les está enseñando modelos de conducta agresivos para solucionar problemas en vez del diálogo para hallar soluciones.

Las peleas entre padres provocan diferentes impactos en los niños.

1. Emocional. Surge la ansiedad, el temor, la tristeza y la depresión.

2. Provocan cambios en sus hábitos o características personales. Se muestran más inseguros, tímidos, dependientes o se aíslan. En otros casos, se tornan agresivos, impulsivos o pesimistas.

3. Puede afectar su rendimiento en la escuela o universidad, debido a que la ansiedad y el estrés que han experimentado interfieren en su aprendizaje.

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