Lez Camargo (28) y Elena Galdós (20) son artistas que no usan pincel ni acuarelas, sino tinta apta para el cuerpo humano pues su lienzo es la piel. Ellas son las primeras tatuadoras de Lima Norte y aseguran que hacen su trabajo con mucha responsabilidad y profesionalismo.
No es muy común ver chicas tatuando. ¿Los clientes se sorprenden?
Lez: Sí, bastante. A veces llegan y, si estamos con un amigo, de frente van y le piden a él el tatuaje.
Elena: Lo más gracioso es la cara de vergüenza que ponen cuando les decimos “las que tatuamos somos nosotras” (risas).
¿Les incomoda esa actitud?
Lez: Para nada, es normal. No podemos vivir haciéndonos problemas por todo. Además, es nuestro trabajo el que habla y demuestra que somos buenas tatuadoras.
¿Desde hace cuánto tiempo realizan este trabajo?
Elena: Desde hace un año. Lez y mis amigos me enseñaron todo sobre esto y creo que aprendo muy rápido.
Lez: Yo desde hace doce años, aproximadamente. Mis hermanos también tatúan y yo pasaba mucho tiempo con ellos. Fue así que aprendí.
¿Ustedes también tienen tatuajes?, ¿se los hacen ustedes mismas?
Lez: Yo tengo uno que me hice en el tobillo, pero es incómodo hacértelo tú misma. Por eso prefiero que me lo hagan.
Elena: Yo no me he hecho un tatuaje a mí misma, también prefiero que otros lo hagan.
¿Es difícil manejar este tipo de negocio siendo mujeres?
Lez: Creo que como cualquier otro negocio. Yo vengo de tatuar de un conocido estudio de tatuajes. Muchos de los que vienen me conocen por mis redes sociales. He participado en congresos y conferencias de tatuadores. Cuando recién empiezas, es algo complicado, pero para mí ya no.
Elena: El negocio ya tiene tres años, creo que nos hemos sabido ganar nuestro lugar.
¿Qué tipo de tatuajes hacen?
Lez: De todo. Desde flores o mandalas hasta carros, dragones y rostros.
¿Cuál es el diseño que más les han pedido?
Elena: Las mujeres suelen hacerse diseños de flores y mariposas y los hombres animales más fuertes como el dragón o carros de colección. Hacemos los tatuajes en todos los tamaños; medianos en el brazo o grandes en toda la espalda.
¿A sus familias les agrada su trabajo?
Elena: Al principio no mucho, pero se dieron cuenta de que yo era buena en esto y que, contrario a lo que muchos adultos piensan, no es una pérdida de tiempo, sino un trabajo que demanda mucha responsabilidad y nosotras la tenemos.
Lez: En mi caso, fue un poco obvio que terminaría dedicándome a esto. Mi familia conoce este negocio por mis hermanos, así que no se opusieron.
Lez, veo que estás embarazada, ¿eso te hará parar un tiempo en tu trabajo?
Lez: Es mi primer hijo, pero no creo que sea un obstáculo, sino una motivación más. Estoy muy entusiasmada.
¿Dónde pueden encontrarlas?
Estamos como Strawberry Tattoo Studio, en la avenida 22 de Agosto 182, segundo nivel, Comas. (Michael Livia)
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