La leche materna protege a los de las infecciones respiratorias agudas (IRA) y otras enfermedades, ya que contiene todos los nutrientes que necesitan durante los seis primeros meses de vida (proteínas, grasas, azúcares, minerales y vitaminas), pero, ¿qué sucede si ves que no tienes la cantidad suficiente para alimentarlo?

Una alternativa son las fórmulas maternas recetadas por un médico, pero la nutricionista Rosalía Bernabé señala que lo mejor es estimular la producción de leche a través de la succión frecuente de tu bebé.

Afirma que todas las mujeres tienen la capacidad de producir este alimento para su hijo. La cantidad aumentará conforme más veces el bebé succione. Se debe evitar dar biberón. La clave es amamantar cuantas veces desee el niño y de forma correcta: colócalo frente a ti, estómago con estómago y haz que su boca cubra toda la aureola (parte oscura), no solo el pezón. Si trabajas, extráete la leche materna de acuerdo a las horas que alimentas normalmente a tu hijo para no disminuir la producción y al dársela, caliéntala en baño maría.

MITOS

‘Mi leche es aguada y no alimenta a mi bebé’. Falso, la leche se va modificando de acuerdo a las necesidades de tu hijo.

‘Mis senos son chicos, no tengo leche’. El tamaño no influye en la cantidad ni calidad de la leche.

‘Estoy débil, no estoy apta para dar de lactar¡. La lactancia no debilita a la mamá.

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