'Calavera', 'cuatro ojos’, 'cindi (entes)'... parecen apodos inofensivos que le lanzan a tu hijo, pero lo que no sabes es que pueden quedarse en la mente de tu pequeño y ser motivo de completo.

La psicóloga Carmen Bravo de Rueda de la Clínica Ricardo Palma explica que los niños merecen respeto y son los padres quienes deben solicitar a las personas que viven en torno al menor, que eviten utilizar un mote para referirse a él.

También tienen que procurar , desde casa, a no etiquetar a las personas y que todo sobrenombre, más aún aquellos que denigran, no son válidos. 

LOS QUE HACEN MÁS DAÑO
La especialista señala que los apodos que resaltan un defecto físico (dientón) o un comportamiento (niño terremoto) son los más dañinos, porque los niños creen que ellos contribuyen a esa situación y lo asumen como una verdad irrefutable que jamás va a cambiar.


PON UN ALTO
Como padre o madre, pon atención sobre cómo reacciona tu retoño al oír el sobrenombre. Puede que le disguste o estrese, pese a que lo escucha en boca de un pariente. Si es el caso, lo mejor es pedirle a los familiares que cambien la forma de llamarlo, porque no están tomando en cuenta las .

Si los apodos provienen de amigos cercanos, se tendría que conversar con los padres. Aunque no lo exprese con palabras, el menor crecerá sabiéndose respetado y al lado de personas que toman en cuenta sus sentimientos.

Sabías que: Los sobrenombres menos dañinos son aquellos que detonan un sentimiento positivo (corazoncito) o realzan la personalidad del menor (mi capitán, si lidera quizás su
equipo de fútbol). Estos deben ser dichos en el entorno íntimo del pequeño.

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