
Eva, de 85 años, sufría de artritis reumatoide, había bajado de peso, a pesar de que se alimentaba bien y estaba constantemente cansada.
Acude a consulta por malestar general, debilidad y dificultad para respirar.
Luego de examinarla y solicitarle rayos X, salió que ella tenía neumonía.
A pesar de la gravedad de la enfermedad, Eva no hizo fiebre.
La fiebre es la elevación de la temperatura del cuerpo por encima de los 38 grados y es una manifestación de defensa contra una infección.

Más o menos la cuarta parte de los adultos mayores pueden cursar con una infección severa y no manifestar fiebre, es decir, la temperatura se mantiene igual.
Por lo tanto, el médico debe de tener mucha intuición y experiencia cuando trate a un adulto mayor, pues podría estar cursando con una infección y no manifestar fiebre.
Por lo que si no es tratado de manera adecuada las consecuencias pueden ser fatales.
Gracias a Dios, Eva fue tratada y hoy goza de buena salud.
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