Es muy frecuente ver a que continúan viviendo juntas. Ya sea para o proteger la salud mental de los hijos, es algo que se ve muy a menudo en las familias peruanas. Tendencia que antes no era común, pero que ahora se ha vuelto el pan de cada día.

A diferencia de lo que se cree, esta decisión es muy perjudicial para los padres y, sobre todo, para los niños. La psicóloga Juliana Sequera nos detalla más al respecto.

“Vivir en el mismo espacio, una vez separados, es la peor decisión que se puede tomar. No permite a los exesposos empezar una nueva vida, además se crean falsas esperanzas y confunden a los chicos. Cuando una relación termina tiene que haber un tiempo de détox (depurativo) emocional o ‘contacto cero’, alejarse de la expareja para que las heridas sanen”, aconseja.

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SOLO EXCUSAS

Asimismo, Sequera aclara que muchas veces las explicaciones como ‘seguimos juntos para ahorrar’ o ‘lo hacemos por los chicos’, en realidad son excusas injustificadas, cuando lo único que quieren es seguir ejerciendo control uno sobre el otro.

“Esto trae graves problemas emocionales a nivel personal y familiar. El espacio se vuelve tenso y lleno de dificultades. Si no hay otra opción y deben hacerlo pongan un tiempo límite y establezcan nuevas normas de convivencia con empatía y respeto”, afirma la psicóloga.

Niños que crecen bajo esta composición familiar no tienen una idea definida sobre 'qué significan los matrimonios'.
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“Cuando los niños o adolescentes conviven con este tipo de familia (padres separados que siguen viviendo juntos) crecen confundidos de la realidad. Se llevan una mala imagen de lo que realmente significa un matrimonio. Muchas veces por querer cuidar la salud mental de los hijos se toma esta decisión, pero en realidad los están perjudicando más”, sostiene la psicóloga Juliana Sequera.

SABÍAS QUE...

Es importante que cada uno tenga su propio espacio a fin de que los niños disfruten de un entorno sano y armonioso.

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