A diferencia de los deportes como el fútbol, el vóley o la natación, las disciplinas creativas como el dibujo y pintura o música se aprenden por imitación. Casi siempre, el pequeño está acostumbrado a ver a su papá, mamá, hermano o profesor realizando una de estas actividades, y se siente atraído por los pinceles o algún instrumento.
Para potenciar ese interés, felizmente existen los talleres de arte. En las áreas de dibujo y pintura, el niño descubre un mundo lleno de colores, formas y trazos, que simbolizan sentimientos, inquietudes y experiencias. Es uno de los ejercicios más gratificantes porque, aunque las clases se realizan bajo la vigilancia de un adulto, nunca se sabe qué se le puede ocurrir al menor con un lápiz, un pincel o una paleta de pintura en la mano. Además, le permite organizar sus ideas y da tranquilidad.
A partir de los seis años, el niño está preparado para ingresar al mundo artístico, lo importante es no limitar su creatividad. Si él plasma el cielo de un color que no es azul, hay que dejarle que vea las cosas como quiera.
MÚSICA
La música también representa un papel importante en el aprendizaje de los pequeños, porque mejora su capacidad de memoria y les permite comprender el significado de las palabras y enriquecer su vocabulario.