Albert Einstein dejó bien claro su deseo de ser cremado después de su y que sus cenizas fuesen esparcidas en un lugar privado.

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Sin embargo, su voluntad no fue cumplida por completo, ya que su cuerpo fue incinerado, pero no todo.

Resulta que mientras el mundo lloraba la muerte del científico más importante del siglo XX, ocurrida el 18 de abril de 1955, a los 76 años, a raíz de un aneurisma aórtico, el médico patólogo Thomas Hardy, encargado de la autopsia, removió y tomó el cerebro del genio alemán con el objetivo de estudiarlo.

Al día siguiente, Hardy informó a la prensa lo que había hecho en ‘aras de la ciencia’ y molestó a los familiares, que, hasta ese momento, estaban seguros de haber cumplido con el último deseo del físico de origen judío.

Thomas Harvey, el médico que le realizó la autopsia y se quedó con el cerebro del afamado científico.
Thomas Harvey, el médico que le realizó la autopsia y se quedó con el cerebro del afamado científico.

Pese a que en un inicio estaban reacios a entender las motivaciones del médico, al final Hardy logró convencerlos de que le permitieran conservar el cerebro.

Ellos aceptaron con la condición de que no intentara buscar publicidad ni ganar dinero con él. También le exigieron que publicara un reporte sobre la naturaleza especial del brillante científico.

CORTADO EN LÁMINAS

El director del Hospital de Princeton y jefe de Harvey, le pidió el cerebro, pero este se lo negó y fue despedido. Hardy salió con todas sus cosas del lugar y se llevó el cerebro en un frasco de vidrio a su casa.

Ante los reclamos de su esposa que lo amenazaba con botarlo a la basura, el órgano fue a parar al sótano de un laboratorio en Pensilvania donde Hardy lo cortó en 240 cubos y creó juegos de 200 rebanadas microscópicas y luego envió a los principales neuropatólogos estadounidenses de su tiempo.

Muestras del cerebro de Einstein.
Muestras del cerebro de Einstein.

Harvey murió el 5 de abril de 2007, a los 94 años de edad, y los fragmentos que aún conservaba del cerebro de Einstein fueron entregados a sus parientes. Estos luego los donaron al Museo Nacional de Salud y Medicina del Ejército de Estados Unidos.

Algunos de los pedazos del cerebro de Albert Einstein se encuentran también en el Museo Mütter de Filadelfia, Estados Unidos. Están dentro de diapositivas de vidrio que son exhibidas en sus galerías.

RESULTADOS DE LAS INVESTIGACIONES

Investigadores que tuvieron la oportunidad de analizar el cerebro de Einstein descubrieron que los lóbulos del cerebro del genio eran excepcionalmente grandes. Esto explicaría las habilidades de razonamiento matemático y espacial que tenía el físico.

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