Famosos hoy por películas en las que aparecen, los piratas reales -aquellos navegantes que se dedicaban a robar para obtener valiosos botines de oro y plata en altamar y puertos- escribieron capítulos dramáticos de la historia con sus aventuras. Robaban tesoros y se dedicaban a secuestros y asesinatos de tripulaciones de barcos vencidos.
Los piratas aparecen en la antigüedad. Se conoce el caso del griego Polícrates de Samos (570-522 a.C.), quien tenía más de 100 embarcaciones para asaltar a navíos en el Mediterráneo. Barbarroja (1478–1546) estuvo a órdenes del sultán otomano Suleimán.
El siglo XVI fue el de temidos piratas como Jean Fleury, quien asaltó en 1522 a una flota española con un gran tesoro azteca enviado a España, y sir Francis Drake, un héroe en Inglaterra por sus robos a la potencia rival, España. Drake era un corsario al contar con una patente de corso, autorización del rey para asaltar a navíos de reinos o ciudades enemigas.
Otros piratas famosos y temidos fueron Sir Henry Morgan y Barbanegra.
Filibusteros y bucaneros también fueron otro tipo de piratas.
El filibustero fue el pirata que, en el siglo XVII, operaba en el mar de las Antillas (América Central), pero solo en torno a las localidades costeras, no en altamar. El bucanero era de la isla de La Española (actual Haití y República Dominicana) y asaltaba a navíos del Caribe y personas en tierra firme.