En la mitología griega este fue un héroe de la Guerra de Troya y un gran guerrero, hijo de la diosa Tetis y del mortal rey Peleo.
En la Ilíada de Homero, Aquiles suele ser calificado como ‘el de los pies ligeros’, ya que se lo consideraba el más veloz de los hombres. Sin embargo, tenía una debilidad: su talón.
Según el cuento mitológico, cuando nació Aquiles, destinado a ser el más grande guerrero de la historia, su madre intentó hacerlo inmortal. Para conseguirlo recurrió a la laguna Estigia, conocida por sus inmensas atribuciones divinas. Así se aseguraría de que nadie pudiera matarlo nunca en batalla.
Lo sumergió allí, pero para sujetarlo lo tomó del talón derecho, esa fue la única zona que no fue tocada por el agua, y por ende la parte por la que sí podían hacerle daño.
Este secreto solo lo sabían Aquiles y su madre, por lo que el héroe griego era capaz de correr cualquier riesgo sabiendo que no tenía peligro de salir herido o morir. Hasta que un día Aquiles reveló el secreto a uno de sus amigos, este amigo se lo dijo a otro amigo, el amigo del amigo a otro y así corrió la voz de que Aquiles en realidad no era invencible.
En la Guerra de Troya, Paris logra matar a Aquiles acertándole una flecha en el talón. No le quedó más remedio que subir al Olimpo con los dioses para ver cómo terminaba aquel enfrentamiento.