El control emocional ayuda a reconocer y gestionar las emociones de manera saludable ante situaciones de presión o estrés para prevenir reacciones impulsivas que originan el bullying. Foto: Freepik.
El control emocional ayuda a reconocer y gestionar las emociones de manera saludable ante situaciones de presión o estrés para prevenir reacciones impulsivas que originan el bullying. Foto: Freepik.

El bullying o acoso escolar es un problema latente en las aulas, que impacta significativamente en el autoestima y confianza de los niños o adolescentes víctimas de estos ataques. Solo de enero a marzo de 2024 se han reportado 798 casos de acoso escolar en el Perú, según el Sistema Especializado en Reporte de Casos sobre Violencia Escolar (Siseve) del Ministerio de Educación (Minedu). En total, entre 2023 y el primer trimestre de 2024, se han registrado un total de 20,604.00 denuncias.

Si bien durante los últimos años, diversas organizaciones están implementando acciones para prevenir el bullying en las escuelas y generar mayor conciencia sobre esta problemática; se requiere un esfuerzo conjunto entre los miembros de las comunidades educativas, para promover el desarrollo de habilidades o capacidades que permitan a los estudiantes interactuar de manera efectiva y positiva con los demás.

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Hernán Ocampo, director fundador de la Escuela Pedagógica de Lima, explica que, frente a esta realidad latente, el desarrollo de capacidades sociales en los estudiantes es el punto de partida para que aprendan a resolver conflictos de manera constructiva, respeten a los demás y mejoren su comunicación. “Desde una mirada neuroeducativa, el desarrollo de habilidades sociales puede ser abordado de manera efectiva considerando la plasticidad cerebral y la capacidad del cerebro para adaptarse y aprender a lo largo de la vida”, agrega el especialista.

Precisamente, en el marco del Día Internacional contra el Bullying o el Acoso Escolar, Hernán Ocampo, explica la importancia de que los docentes y padres no solo aprendan a reconocer las señales de advertencia de bullying, sino que estimulen el desarrollo de estas habilidades sociales en las escuelas y hogares, ya que el acoso escolar impacta directamente en el bienestar emocional y, por tanto, en el rendimiento académico tanto de las víctimas como de los agresores. Algunas ideas que nos comparte el especialista son:

⦁ Fortalecer las habilidades socioemocionales:

El cerebro puede aprender y adaptarse a nuevas habilidades a través de la práctica repetida; habilidades, como la empatía, la resiliencia y el autocontrol permiten entender, expresar y gestionar las emociones de manera efectiva, para lograr un relacionamiento positivo con los demás.

⦁ Ayudar a mejorar las habilidades de autorregulación:

El control emocional ayuda a reconocer y gestionar las emociones de manera saludable ante situaciones de presión o estrés para prevenir reacciones impulsivas que originan el bullying. Apoyándonos en la neuroeducación es posible enseñar a las estudiantes técnicas para regular sus emociones y resolver conflictos de manera constructiva.

⦁ Mejorar la autoestima y la confianza en sí mismos:

Se debe desarrollar un autoconcepto positivo desde pequeño para aprender a reconocer fortalezas y cualidades, así como limitaciones. Existen herramientas que gracias a la neurociencia ayudan a comprender y reforzar la autoestima; de esta forma, se refuerza la confianza en uno mismo para fortalecer la resiliencia ante el acoso.

⦁ Promover un ambiente de aceptación y respeto:

Se deben impulsar actividades que fomenten la cooperación, el trabajo en equipo y la celebración de la diversidad para fortalecer la cultura de respeto entre compañeros, de esa manera es posible crear un ambiente más seguro que sea óptimo para el aprendizaje de los estudiantes.

La implementación de programas de convivencia escolar que promuevan el respeto y la empatía, la creación de espacios de diálogo y orientación para los estudiantes, es indispensable para evitar que los casos de acoso escolar sigan aumentando en diferentes etapas educativas. Hernán Ocampo destaca que el trabajo interdisciplinario entre varias ciencias, como la neurociencia, pueden ayudar a implementar estrategias más efectivas para prevenir y abordar el bullying en las escuelas.

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