Emprende Trome. Solo aquel que trabaja como muñeco sabe el calor que se siente dentro de esos abrigadores trajes de franela y lundopillo. Uno de ellos es Jair Huari (22), un joven emprendedor de Lima Este que durante mucho tiempo alegró fiestas infantiles ataviado como ‘Peppa Pig’ o ‘Mickey Mouse’.
Hoy, su vida ha cambiado. Abrió una heladería en San Juan de Lurigancho, en Lima Este, y a veces atiende vestido como ‘Capitán América’ o cualquier personaje de ficción ‘para no perder la costumbre’, afirma este Emprende Trome.
Eres bien joven y ya tienes un negocio rentable...
Sí, y lo he logrado con mucho esfuerzo y sacrificio. Son los ahorros de un año y medio que estuve trabajando en un banco. Apenas tuve un buen capital, decidí invertir.
¿Y por qué en helados?
Siempre quise tener un negocio propio que fuera divertido y que alegrara a la gente. Los helados en cierta parte lo son. Uno los comparte con su familia y amigos. Además, hice un estudio de mercado, y descubrí que había un espacio en los helados artesanales que no se había explotado.
¿Cómo se llama tu negocio?
‘Dollce vida’.
¿Tú preparas los helados?
Por supuesto.
¿Cómo aprendiste?
En un comienzo nos ayudaba un familiar que es heladero, pero para manejar el negocio y conocer sobre los sabores viajé a Panamá y Colombia. Llevé unos cursos de heladería allá y ahora soy un experto.
¿Cuántos sabores ofreces?
Más de 200.
¿Cuáles son los principales?
Todos son ricos. Tenemos de camote, pimienta, yuca, tumbo, aguaje, aguaymanto, brownie, algarrobina, sublime, pisco sour, cerveza negra y la lista continúa.
¿Utilizas grasa vegetal?
No, son preparados con fruta, leche descremada y en polvo. Son lo más natural posible. Incluso tenemos los de fruta con agua, ideal para los veganos (que rechaza alimentos de origen animal).
¿Cuántos locales tienes?
Tenemos tres locales de ‘Dollce vida’. Uno en la cuadra 5 de la avenida Gran Chimú, otro en Campoy y el reciente en Canto Rey.
¿Pensaste alguna vez alcanzar el éxito tan joven?
Nunca, pero con el negocio de los helados he descubierto que no hay límites para alcanzar lo que uno quiere.
¿Qué recuerdas de tu trabajo de muñeco?
Que me moría de calor. Era infernal.
¿Qué te hacían los niños?
Me tocaban, jalaban, ellos piensan que eres un muñeco de verdad y te patean y hacen lo que quieren contigo, pero hay que tenerles paciencia. Sin embargo, aunque no lo creas, para mí era un trabajo bien divertido.
¿Ahora eres el ‘rey de los helados artesanales’ en San Juan de Lurigancho?
Sí, y me va muy bien. En los primeros meses con mi heladería me disfrazaba de pingüino para llamar gente. Ahora, si para algún evento infantil solicitan mis helados, también puedo ir vestido de muñeco. Yo no me hago problemas, solo quiero que mi negocio crezca más. (Samantha Aguilar)
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