La ecografía es algo más que la primera imagen que tendrás de tu bebé. Se trata de un procedimiento clave que identifica su estado, sexo y su evolución dentro del vientre materno, así como amenazas de aborto y anomalías fetales. No implica peligros, ya que no utiliza radiación. En un embarazo regular, el médico radiólogo Jorge Hurtado Rubio sugiere tres ecografías, una cada tres meses, y precisa para qué sirven.
Entre la semana 11 y 14 de gestación, para estimar algún riesgo fetal. En este periodo, la ecografía identifica el número de embriones, los latidos cardiacos y la presencia de algunas complicaciones, como los hematomas retrocoriales, que alertan de una posible amenaza de aborto. Además se puede hallar alguna anomalía o defecto cromosómico, como el síndrome de Down.
Entre la semana 20 y 24, para identificar la anatomía fetal. Se aprecia el sexo del bebé y se efectúa un análisis detallado del cerebro, corazón, pulmón, hígado, vejiga, extremidades y columna vertebral. Asimismo, en este examen se detecta la presencia de ciertas anomalías como son labio leporino, espina bífida, hidrocefalias o malformaciones intestinales.
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