Siempre que el verano se acerca, hay una fruta que empieza a abundar en los mercados: el mango. Tiene una fragancia y gusto especial, y su consumo debe ser habitual en esta estación porque gracias a su alto contenido de vitaminas A y C, combate el calor y protege la piel de los rayos ultravioleta.
Tania Alfaro, nutricionista de la Clínica Internacional, explica que la fibra de esta fruta, además, facilita el tránsito intestinal, previniendo el estreñimiento de manera eficaz. Interviene en la producción de colágeno, proteína responsable de la elasticidad de la piel. Y en verano, evita la sequedad de los ojos.
MINERALES
Además de vitaminas, el mango también aporta minerales como el hierro, que previene la fatiga y anemia; el magnesio, que mantiene la presión arterial dentro de los límites saludables y el potasio, que repone las sales minerales perdidas por las altas temperaturas.
El mango se ingiere en ensaladas y jugos, y debe consumirse hasta las 4 de la tarde, ya que pasado ese horario la fructosa (azúcar natural que contiene) se convierte en grasa dentro del organismo.