“Ingresé al mar e intentaba mantenerme a flote cuando de pronto me dio calambre”, recuerda un bañista. Así como a él, también puede ocurrirte esa contracción muscular en la playa e incluso en la piscina.
Antes de entrar en pánico, Raúl Gutiérrez, médico traumatólogo de la ‘Clínica Ricardo Palma’, te aconseja utilizar las extremidades no afectadas para continuar nadando y ya en la orilla, estirar el miembro adolorido e hidratarte.
En verano, esta dolencia se produce cuando no se ingiere suficiente cantidad de agua y existe un bajo nivel de calcio, sodio y sobre todo potasio, sustancias que permiten que los músculos trabajen adecuadamente.
NADAR DESPUÉS DE COMER
Esta condición produce los espasmos a nivel muscular. Lo ideal -dice el especialista- es esperar dos horas después del almuerzo para volver a nadar. “En ese tiempo la sangre se distribuye en los órganos, facilitando la digestión y la absorción de minerales”, detalla.
A PREVENIR
Los alimentos que previenen los calambres son aquellos ricos en potasio (plátano) y magnesio (jugo de naranja, manzana). Su consumo en verano está indicado para bañistas y deportistas.