Cuando una pareja está en proceso de divorcio y se fija un régimen de visitas para los hijos, el padre, que generalmente no tiene la custodia, debe cumplirlo a cabalidad, pero ¿qué pasa cuando es el hijo quien no quiere verlo? Para la psicóloga Mayra Velásquez Puelles hay muchas razones, entre las principales están:
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♦DESACUERDOS FAMILIARES. Cuando la separación no está bien manejada por los padres. Por ejemplo, la madre habla mal del padre o viceversa. Eso captan los chicos y empiezan a crecer resentimientos y odios.
♦MALTRATO. El niño puede haber experimentado abuso físico, emocional o sexual.
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♦ABANDONO. Cuando la figura paterna nunca vivió con los hijos y no se interesó en saber cómo estaban. Si de pronto aparece es normal que el niño lo rechace.
Consecuencias
“Una mala relación con el papá daña la autoestima del chico, le genera inestabilidad emocional, retraimiento, bajo rendimiento académico y problemas para relacionarse con los demás. Incluso, empieza a experimentar sentimientos de odio y rencor que no debería tener a su edad. A esto se suman las heridas emocionales que lo acompañarán en todas las etapas de su vida si es que no llegan a ser sanadas”, señaló la especialista.
Sabías que...
Es importante que padres e hijos trabajen juntos para resolver estos conflictos y fortalecer su relación. El progenitor debe darse cuenta del sufrimiento de su niño y ver qué puede hacer. En estos casos es fundamental el apoyo de un especialista.
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¿Cómo puedo calmar el berrinche de mi hijo? ¿Qué táctica uso?
Ahora que los niños están de vacaciones suelen acompañarnos más a hacer las compras del día. Todo está bien hasta que ven algo que quieren y al no obtenerlo, hacen sus berrinches gritando, tirándose al piso y hasta llorando desconsoladamente. Para el psicólogo y psicoterapeuta Walter Hinojosa los padres no deben pasar por alto esta conducta y, más bien, deben corregirla en el momento sin llegar a los gritos o golpes.
“Papá o mamá no deben consentir las rabietas de sus hijos porque si lo hacen una vez, los chicos lo interiorizarán y volverán a hacerlas, llegando hasta el chantaje emocional. Por eso deben idear maneras de controlar este comportamiento, si no pueden solos no está de más pedir ayuda a un especialista”, advirtió Hinojosa.
Qué hacer
RESPIRA PROFUNDO. Cuando empiece su berrinche, pregúntale rápidamente qué quiere. Evita los jaloneos y gritos porque empeorarás las cosas.
PONTE A SU NIVEL. Agáchate, cógelo de los hombros y dile por qué no puedes comprarle o darle eso que quiere. Hazlo con firmeza, si no entiende déjalo que reniegue unos minutos más, se cansará y calmará solo.
BUSCA UNA DISTRACCIÓN. Dile que se calme y que más tarde irán al parque, verán su programa favorito o que le prepararás ese postre que tanto le gusta.
CONVERSA CON ÉL. Cuando se le haya pasado el berrinche habla con él sobre el incidente. Según su edad, explícale por qué está mal que adopte esa conducta.
Sabías que...
No tomes las rabietas de tu niño como algo personal. No lo hace porque no te quiere, sino porque cree tener una necesidad.
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