Castigar o regañar a tu hijo en público no es la mejor manera de educarlo y mucho menos de conseguir que rectifique su comportamiento. Al contrario, solo hace que se sienta herido, avergonzado y humillado, lo cual puede originar en él resentimiento y rabia hacia ti.
Si quieres corregir la conducta de tu hijo, hazlo cuando estés en casa y habla con él. Ahí puedes escucharlo, hacerle entender su error y educarlo con tu ejemplo. Si le gritas en la calle o intentas golpearlo, solo provocarás:
Herir su autoestima y disminuir la seguridad en sí mismo.
Que sienta emociones negativas hacia ti.
Afectar su desarrollo, pues al sentirse humillado en público podría ser víctima de burlas o bullying de parte de otros menores.
Que piense que no es necesario razonar porque le quitas la posibilidad de dialogar.
Hacerlo sentir no amado ni protegido.
Que vea a la sociedad como una comunidad amenazante, ya que su madre (quien lo debe proteger) lo trata mal, entonces no puede esperar nada positivo de las demás personas.
Que experimente ganas de alejarse de su casa y de ti.
Que crea que la violencia verbal es el camino para solucionar los problemas, lo cual afecta gravemente sus relaciones interpersonales.