Los lunares y las pecas son pigmentaciones o manchas en la piel que pueden aparecer por la excesiva exposición al sol o el factor genético.
Sandro Tucto, dermatólogo de la clínica ‘Ricardo Palma’, explica que las pecas (o efélides) son lesiones marrones planas que miden entre 2 y 3 milímetros. Se ubican en el rostro, una muy cerca de la otra, e intensifican su color con la luz solar.
Además, no generan ninguna molestia ni se convierten en tumores malignos. “Suelen aparecer en pieles claras y, cuando se exponen mucho al sol, aumentan en número y tamaño”, afirma.
Mientras que los lunares están en diferentes partes del cuerpo y varían en tamaños (desde los dos milímetros hasta el medio centímetro), y pueden convertirse en lesiones malignas.
Si notas un cambio de color, tamaño, simetría u alguna molestia, como picazón o enrojecimiento, en algún lunar, acude de inmediato al dermatólogo.
‘LUNARES DE CARNE’
Estos son los llamados papilomas fibroepiteliales. Aparecen en partes específicas del cuerpo (cuello, axilas, tronco y pliegues corporales) y no se convierten en algo maligno, pero sí generan ciertas molestias, pues tienden a engancharse con el roce de la ropa. No son considerados lunares ni pecas.
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